6 de abril 2001 - 00:00

Operar en euros va a complicar a bancos

Los bancos hasta ahora se abstuvieron de mantener cuentas en euros u otras monedas por lo que, de concretarse la intención adelantada ayer por este diario de permitirlas, las entidades deberán modificar sus sistemas tanto contables como de comercialización de sus productos.

En esto coincidieron varias de las principales entidades bancarias del mercado local consultadas.

«Es posible ir a una de nuestras sucursales con reales o euros, y hacer un depósito. Pero el empleado deberá comprárselos al cliente y luego colocarlos en su cuenta en pesos; en caso de que el importe vaya a una cuenta en dólares, deberá hacer el arbitraje entre ambas monedas», dice Juan Parma, del HSBC.

Con él coincidieron voceros de otros bancos, que admitieron también no contar con antecedentes de clientes (tanto de banca individuos como «corporate») intentando abrir cuentas en otra moneda distinta al peso o al dólar.

Conversión

A su vez, un funcionario del Banco Central de la República Argentina (BCRA) explicó que «técnicamente, hay cuentas en pesos y en moneda extranjera, pero no en dólares. De todos modos, la moneda para la contabilidad es el dólar; si hoy un banco quisiera inaugurar una línea de cuentas en otras monedas, de todos modos -a los efectos de cumplir con las normas del Central-debería hacer la conversión y enviarnos la información en dólares».

En cambio, es posible hacer otras operaciones (de futuros, por caso) en euros u otras monedas.

«Si el Central nos lo comunica, podríamos tener cuentas en euros u otras monedas, pero deberíamos modificar tanto nuestros sistemas contables como el diseño de nuestros productos financieros», dice Parma.

Dudas

En tanto, los clientes de cuentas corrientes siguen planteándoles algunas dudas a los ejecutivos bancarios vía los cajeros o el personal de atención al público. Despejadas las más obvias, ahora la atención se centró en el tema de los endosos: ¿pagan sólo el emisor y el último receptor, o cada uno de los endosantes?

La respuesta parece sencilla: a pesar de que los funcionarios del Central dijeron al momento de presentar la reglamentación permitiendo un solo endoso por cheque (dos para los de pago diferido) que pagarían el gravamen todos los participantes en la cadena, lo cierto es que, por tratarse de un impuesto
a los créditos y a los débitos, el tributo sólo alcanza a quien emite el cheque (débito en su cuenta) y quien lo deposita en la suya (crédito). Así lo entienden los bancos, que en su gran mayoría (al menos todos los consultados por este diario) sólo le están reteniendo el impuesto al emisor y al que lo cobra.

Seguramente la intención de los funcionarios oficiales habrá sido que lo pagaran todos, pero lo cierto es que la casi obvia imposibilidad de detectar al endosante y la clara redacción de la ley y su decreto reglamentario (es un impuesto a los débitos y créditos bancarios) hizo imposible cumplir con esta intención.

Lo que estaría pasando en el mercado es que quien recibe un cheque endosado, como sabe que deberá tributar
medio por ciento (0,25% al depositarlo y otro tanto al hacer uso de los fondos) pacta con el endosante «partir» el cumplimiento de la obligación.

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