En forma unánime, los representantes de las grandes empresas que operan en el país creen que la crisis es esencialmente política y no económica. Hay quienes reclaman que el presidente De la Rúa tome una definición y se decida por «Alfonsín o Cavallo» pero que deje de navegar en dos aguas.
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Otros piden «un paraguas político», algo así como dejar las diferencias entre paréntesis por un período, para poder encontrar un poco de sosiego en el plano financiero y repensar entonces las medidas económicas.
Curiosamente, entre los empresarios prima la versión de que las medidas anunciadas el miércoles por Cavallo no fueron las que él tenía preparadas y que se vio obligado a cambiarlas luego de la reunión de gabinete. Hay quienes dicen que, a última hora del miércoles, la Bolsa había repuntado porque el ministro había esbozado a los bancos un plan que no fue el que después se anunció.
Ese plan frustrado incluiría un drástico recorte del gasto social y una avanzada rápida para racionalizar el PAMI y la ANSeS. Dentro del gobierno se cree que Cavallo tiene ya los instrumentos para operar sobre el PAMI, pero en apariencia no cuenta con respaldo político para hacerlo, y prueba de ello serían las declaraciones de Alfonsín del último fin de semana oponiéndose a una reestructuración de la obra social de los jubilados.
Los empresarios tienen dudas de que el presidente De la Rúa pueda decidir entre Cavallo y Alfonsín y de que si opta por el primero, esté en condiciones de enfrentar la fractura definitiva de la Alianza. Creen además que sería hora de definir cuál es el plan que puede sostener mejor y por más tiempo al Presidente.
Hay algunos que decididamente creen que Cavallo es el que tiene la llave de la solución y hay que darle todo el poder, aunque también sostienen que el ministro se manejó con mucha improvisación en las últimas medidas y que en ese sentido la reforma del Estado propuesta por el ex ministro Ricardo López Murphy era menos cruenta y estaba mejor armada que la que terminó proponiéndose esta semana.
En ese punto, los representantes de las grandes empresas tienen temor de que la baja de salarios en el sector público en forma uniforme derive en más conflictos sociales y en violencia, y hay quienes creen que debería reverse esta medida, por lo menos exceptuando del ajuste los sueldos más bajos.
Una opinión también coincidente entre los empresarios es que no se sabe cómo va a terminar la crisis, pero todos creen que este fin de semana debería haber una definición: o se queda Cavallo con más poder, o se va y se forma otro tipo de gobierno sobre cuyo plan económico no se anticipa, pero que sea homogéneo.
«El gran problema es que falta definir el rol del Estado», dijo uno de los consultados, en referencia a la necesidad de un mayor poder político del Presidente que le permita neutralizar las internas permanentes dentro del gobierno.
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