10 de mayo 2020 - 14:56

A prepararse: la recesión de 2020 será tan o más profunda que la de 2002

El parate ocasionado por la pandemia provocará una caída del PBI que se prevé será de 10,5%, o más. Restaurantes y hoteles, entre los sectores más comprometidos.

El impacto del coronavirus en la economía empeoró las proyecciones locales.

El impacto del coronavirus en la economía empeoró las proyecciones locales.

Imagen: Pixabay

Aunque se levantara hoy la palanca de la economía, la crisis 2020 será igual o peor a 2002. Hay sectores que terminarán con caídas superiores a 30%. Es momento de liberar inteligentemente porque la tensión hay dos supervivencias en juego, la salud y la económica. Y finamente será cada uno quien decidirá su prioridad. Hay gente capaz de morir por llevar alimento a su casa y hay otros en condiciones de esperar para resguardar su salud. Ninguno es juzgable.

Evitar una crisis económica similar a la de 2002 a esta altura es casi improbable y peor lo será en la medida que se extienda la cuarentena. Como economistas cuesta imaginarse los peores escenarios y tendemos a seguir el lápiz de la mayoría. Pero hay datos que no puede pasarse por alto para proyectar lo que nos espera: un año con una caída tan o más fuertes que 2002.

En un escenario casi base, donde no hay default de la deuda, el PBI caerá 10,5%, sino más. Es que aunque se levantara hoy la palanca de la economía, nos encontramos con una economía con menores ingresos para consumo, con empresas con menor capacidad de producción por los faltantes de insumos y de demanda. Con familias que adeudan, 1,7 billones de pesos. Hay sectores donde la demanda llevará mínimo hasta fin de año recuperar, como restaurantes y hoteles o como transporte y comunicaciones.

¿Cuáles serán los sectores más comprometidos? Restaurantes y hoteles con una caída anual que no bajará del 30,9%. Aunque ese sector apenas explica el 1,5% del PBI emplea mas de 1,5 millones de personas en forma directa. Los hoteles llevarán hasta pasado octubre para poder de a poco volver a la normalidad y los restaurantes lo irán haciendo desde antes pero a mitad de actividad, con turnos y mitad de mesas.

La construcción, que explica 6,5% del producto, se enfrentará con una baja agregada de 16,8% anual en la producción. La actividad ya venía cayendo fuerte en enero y febrero, y la cuarentena terminó por deprimir el sector. Es que aún activándose la obra privada será poca la inyección de dinero que vendrá de ese lado, por la falta de recursos de familias y de empresas para continuar obras. Mucho quedará postergado. El proceso de recuperación de ese rubro será lento. Algo podría compensar que ante la escalada del dólar blue la construcción es un bue refugio para dolarizar ahorros. Lo que sí sostendrá la actividad será la obra pública, que tendrá que ser muy fuerte para evitar una baja mayor.

Otro rubro sin retorno de la caída, es el comercio. Muy poco de lo que se perdió se podrá recuperar. Incluso con la apertura de la economía se mantendrá varios meses en baja venta, sobre todo rubros con indumentaria, calzados, bazares, bijouteria, muebles, artículos deportivos. Sobre fin de año podría esperarse una recuperación total. Eso estaría dejándonos una baja anual de 15,2% para un sector que explica el 13,5% del PBI. Fuerte.

La industria podría ser algo más generosa en materia de caída. Esperamos un 6,9% anual. Ya pensando que en julio estaría operando casi plenamente, ayudada por las menores importaciones aunque también con muchas dificultades para importar. Hay demoras en las entregas remarcaciones de precios, faltantes de piezas con baja posibilidad de sustitución local.

En actividades de servicios comunitarias, sociales y empresariales lo que más pegará será la organización de evento, que explican casi la mitad ese rubro y estará vedada hasta finalizando al año, arrastrando una caída mínima de 17,6% anual por lo menos.

El daño de la economía es voraz. Cada día de inactividad son miles de pesos que se pierden. El Estado también está asfixiado: sin capacidad de endeudamiento. Sólo le queda emisión y esperar que provincias y municipios no comiencen a lanzar sus propias monedas. Es que hay una regla básica: no se puede vivir permanentemente del Estado en un país sin producción.

El balance en estos más de 30 días estuvo bien. No lo sabremos, pero seguramente se han salvado centenares de vidas. El costo económico, sin embargo, está mostrando el lado voraz de la cuarentena y es momento de empezar a soltar planificadamente la economía porque la tensión salud-economía está en un tironeo donde hay dos supervivencias en juego, la salud y la económica. Y acá finamente será cada uno quien decidirá su prioridad. Hay gente capaz de morir por llevar alimento a su casa y hay otros en condiciones de esperar para resguardar su salud.

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