La emisión diaria de los canales oficiales de televisión se restringió, paulatinamente, desde el 20 de diciembre de 1988. Los primeros días fue sólo de 12 a 24. En las pocas horas en la que la TV podía estar encendida, apareció, a principios de enero de 1989, un comercial que trataba de explicar los « beneficios de los cortes». En una escena, la actriz Silvia Montanari, con tono sensual, le recomendaba apagar la luz a Rodolfo Bebán, «porque es más romántico».
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Los reyes trajeron una nueva reducción: desde el 6 de enero, la emisión de televisión se restringió aún más y quedó estipulada a sólo cuatro horas, de 19 a 23. Esto implicó que los noticieros de los cinco canales tuvieran que aparecer en horarios diferentes.
Según explicaba en aquel momento el gerente del Departamento de Distribución y Ventas de SEGBA, Luis Prenofeta, el ahorro de energía que se lograría estaba estimado en 1.600.000 Kwh por día, equivalente a 1,6 millón de lamparitas de 100 W encendidas durante una hora.
Todo generó un auge del videoclub: la gente, a falta de emisión televisiva, decidió alquilar películas.
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