Ligeras variantes de perfiles no alcanzaron a modificar una imagen bursátil local:-que se había conformado en la rueda del viernes. Así, quedó un modelo análogo y reteniendo condiciones buenas y malas, ya vistas. En realidad, de lo que pueda marcarse en positivo, solamente el haber podido mantener al índice dentro de lo estable. Y hasta con cierta leve utilidad (que se vio incrementada en los minutos que estaban sobre el filo del cierre) como para anotar una suba de 0,3 por ciento y dejar rostros apacibles entre los operadores. Por parte de lo negativo, un dibujo de gráfico Merval que mostró la cúspide casi en la entrada de la rueda, para hacer un primer sesgo bajista antes de las 13.
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Y después, los clásicos guiones que forman los «serruchos» cortos en superficie, pero montando una línea de fondo que iba hacia la desmejora inapelable de las cifras ponderadas. Recién la última hora, tras arribar a mínimos del día, aportó presencias tomadoras procurando dar vuelta la situación y cambiar el signo. Todo, en un contexto de órdenes magras y sin mucha utilidad para actuar de respaldo.
Mercado plagado de «dunas», difícil para operar, falto de la tracción necesaria y -casi siempre- con preeminencia de la oferta. Un total para acciones que apenas alcanzó cerca de $ 36 millones de efectivo.
Y debiendo luchar para solventar un doble lastre principal: tanto Tenaris, con baja de precios, como Galicia sin poder cubrirla debidamente obligaron a plazas de menor calado, a tratar de compensar un panel de líderes muy matizado en sus signos. Indice en poco más de 2.040 puntos, tranquilo respecto del piso, pero bastante falto de empuje para poder retomar hacia el ascenso. Una película que se vio por dos voces consecutivas: lástima que es un « bodrio». Y la Bolsa, apelmasada.
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