Se reconoce alta inflación: suben 27% el salario mínimo
Aunque no representa costo fiscal para el gobierno -lo pagan las empresas- ya estaba acordado (ciertamente, nadie entiende los conciliábulos al respecto, salvo para salir fotografiados en los diarios), se anunció ayer un incremento de 27% al salario mínimo. Como admitir que, desde diciembre, la inflación ha crecido en ese porcentaje. No es ésta una especulación atrabiliaria. La medida satisface a Hugo Moyano y a la CGT por su respaldo a los Kirchner -aumenta el aporte a las obras sociales-; el gremialismo oficial, todavía, aguarda otras dos decisiones que sí implican impacto en la recaudación: subir el mínimo no imponible y un ajuste en las deducciones del Impuesto a las Ganancias. Moyano promete, Kirchner cumple, unos se dignifican más que otros.
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Definidos el monto y el mecanismo de incremento del salario mínimo, el resto fue diseñar la puesta en escena para que el anuncio de ayer parezca fruto de una negociación multisectorial entre 16 representantes empresarios y otros 16 sindicalistas liderados por Moyano.
Temprano, en su ingreso a la reunión de la mañana, Moyano se había dedicado a criticar a los empresarios con frases clásicas de ocasión. «Como siempre tienen mala predisposición» o «los salarios no provocan inflación», disparaba el camionero desde el asiento de acompañante del automóvil oficial del gremio. En sintonía con su jefe, el judicial Julio Piumatto completaba los conceptos. «Los empresarios tienen que usar la misma calculadora para calcular ganancias y pagar a los trabajadores» y «hay que ver si ellos pueden mantener a sus familias con los niveles de salarios que pagan», repetía inmutable el canoso e histórico sindicalistade la CGT oficial moyanista. Hugo Yasky no quiso quedarse atrás, y fijo posición. Además de pedir el mínimo vital y móvil en unos $ 1.550 mensuales, dijo que cuando vienen a este tipo de eventos, los empresarios «antes de discutir se cosen los bolsillos».
Menos suerte tuvo el delegado de la UIA, Daniel Funes de Rioja, quien en la vereda del Ministerio de Trabajo volvió a proponer la idea de la entidad empresaria de fijar diferentes salarios mínimos según la región. «No es lo mismo un trabajador del Noroeste que otro de algún centro urbano» decía el abogado laboralista. Cuando la propuesta llegó a la mesa de trabajo del Consejo, Moyano fue simple, claro y directo. «No», contestó el camionero y dio por cerrada esa discusión.
Para conocer una nueva declaración empresaria de cierto peso hubo que esperar al final de las negociaciones. Luego de las presentaciones del aumento del salario mínimo, cosa que hicieron Tomada y Moyano, Lascurain tomó la palabra. No habló de la medida, sino que se dedicó ponderar a los negociadores argentinos en la ronda de Doha, en Ginebra, muy lejos geográfica y temáticamente de lo que se discutió ayer en el Ministerio de Trabajo.
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