La sequía continúa sin dar tregua a la Argentina y al desesperante estado que atraviesa la soja y el maíz (que por menores exportaciones y producción haría caer el PBI alrededor de 2 puntos en 2023), se le suma la emergencia para la ganadería. En total son más de 26 millones de cabezas que actualmente están en riesgo por la fatal de precipitaciones, lo que representa casi el 50% del stock vacuno nacional. Se espera un fuerte retroceso en la disponibilidad de carne en mediano plazo y un aumento de hasta el 100% del producto de cara a fin de año.
Casi el 50% del stock vacuno sigue afectado por la sequía (26 M de cabezas en riesgo)
En el mediano plazo se espera un incremento en los precios de la hacienda en pie de hasta el 100% que repercutirá de lleno en los valores que pagará el consumidor.
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Según explican desde el Mercado Ganadero de Rosario (Rosgan), en concreto, a nivel nacional prácticamente la mitad del stock ganadero (48%) se encuentra en áreas afectadas por la sequía, lo que representa unos 26 millones de cabezas bajo riesgo. “Los efectos que dejará esta seca aun resultan muy difíciles de calcular puesto que esta fase climática aún no se ha dado por concluida. En efecto, en uno de los últimos informes GEA (Guía Estratégica para el Agro) de la Bolsa de Comercio de Rosario se menciona que el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico está yendo a un ritmo más lento que lo que se proyectaba. La predicción que integra los 12 de los modelos más consultados del mundo muestra aun para febrero y marzo lluvias inferiores a lo normal en Argentina, algo que estaría posponiendo el escenario de recuperación de reservas previsto inicialmente para febrero. De concretarse estos pronósticos, los efectos que hoy ya se están viendo reflejados zonalmente en una mayor mortandad de animales, podrían terminar incidiendo de manera más significativa en los índices a nivel país. Solo a modo de referencia, tan solo 1 punto adicional sobre la tasa promedio de mortandad de animales (2,0% a 2,5% anual) implicaría unos 500.000 animales menos en el stock”.
El escenario es más que complejo y desde la entidad advierten que lamentablemente, ante este escenario de escasez generalizada de recursos forrajeros, la forma de minimizar la mortandad de animales, especialmente de las vacas recién paridas, es anticipar los destetes, impacto que se podría estimar en unos 20 a 30 kilos menos por ternero logrado. Otra de las vías para intentar acotar la pérdida es enviar a faena toda la hacienda flaca con escasa posibilidad de supervivencia, algo que también reduce la cantidad de kilos de carne que se estarían dejando de incorporar. Por tanto, cualquiera sea el paliativo que intente aplicarse ante esta desesperante situación, el impacto a nivel productivo resulta inevitable, con daños que se irán ponderando a medida que esta hacienda vaya llegando al mercado, tanto en el corto como en el mediano y largo plazo.
Por lo pronto, a partir de los últimos meses del año pasado los productores comenzaron a mandar mayor cantidad de vacunos a faena y con kilos más bajos y eso también se vio reflejado en el mercado interno, cuando inéditamente en diciembre el precio de la carne no solo no aumentó sino que en algunas provincias y bocas de expendio se retrajo. Así las cosas, actualmente el precio de la carne vacuna se mantiene por debajo de la inflación general, pero eso se revertiría con el correr de los meses.
En este marco, la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) detalla en su último informe: “La sequía sigue siendo la principal preocupación del sector ganadero. Las estimaciones que realizan los meteorólogos son desalentadoras, ya que pronostican lluvias recién en el segundo trimestre del año. El aumento de la oferta ganadera tiene este origen y, por lo tanto, no creemos que se produzca una importante modificación del precio de la hacienda en pie en el corto plazo. Sólo a partir de la normalización del régimen pluvial los precios empezarán a corregirse, muy suavemente al principio y sobre fin de año el aumento del precio de la carne alcanzará porcentajes elevados, que rondarán entre 70% y el 100% por encima de los valores actuales”.
Lo más preocupante es que con precios de la carne que suben por debajo del índice general, el consumo tampoco logra despegar y es que el bolsillo de los consumidores sigue muy castigado. Según CICCRA en diciembre de 2022 el consumo per cápita de carne vacuna habría sido equivalente a 47,2 kg/año, al considerar el promedio móvil de los últimos doce meses, creció 1,1% respecto a diciembre de 2021, pero esto equivale apenas a 0,51 kg/hab/año. A su vez si el comparativo es pre pandemia, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2022 el consumo ya muestra un retroceso del 6%.
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