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Aerolíneas: más aviones, pero sin acuerdo con España
Como se recordará, en las conversaciones entre Kirchner y Zapatero se habló de la participación de la banca española como financista de parte de una operación que ronda los u$s 300 millones; otra parte de ese monto sería aportada por Aerolíneas Argentinas con el Gobierno argentino como garante.
Sin embargo, el argumento del ministro Sebastián habría convencido a Zapatero de buscar otro esquema: el funcionario habría aducido que era por lo menos poco serio financiar con fondos de los ahorristas españoles la expropiación por un dólar de una empresa de capitales de ese país, sobre todo en una coyuntura en la que no abundan ni los fondos ni los proyectos de inversión. «Sería como si Hugo Chávez le pidiera plata al Banco Nación para financiar la expropiación de Sidor, de Techint», le dijo a este diario el informante.
De todos modos, no todas son malas noticias para la empresa reestatizada: acaba de firmar un convenio con GECAS (la mayor «leasor» de aviones del mundo, subsidiaria de General Electric) para incorporar en alquiler 10 máquinas Boeing 737-700, cuya antigüedad no excede los tres años. Esas aeronaves se destinarán a reemplazar la flota de vetustos Boeing 737-200, que sirven las rutas de cabotaje de Aerolíneas.
«Aerolíneas tiene 12 B 737-200 en leasing, de los que vuelan ocho; también tenía otros doce propios, pero fueron canibalizados todos para dotar de repuestos a los alquilados», explicó la fuente.
En la actualidad, según fuentes de la empresa, cuentan con 46 aviones operativos; sin embargo, no todos están volando todo lo que podrían o deberían: casi 250 pilotos están realizando «cursos de capacitación», justamente para poder volar los 737-700 que llegarán (a razón de uno por mes) entre mayo y febrero del año próximo.
El número de comandantes y copilotos «fuera de servicio» marca sin lugar a dudas quién conduce hoy la empresa: el poder de APLA, el gremio que los agrupa, apañado por el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y apoyado en el carácter de piloto del avión presidencial que ostenta su secretario general, Jorge Pérez Tamayo, es
-según quienes están en el día a día de Aerolíneas- omnímodo e indiscutido. Su anuncio de hace algunas semanas de que realizarán una «limpieza» de ejecutivos que vienen de administraciones anteriores también lo demuestra.
En la empresa dicen que será una larga batalla que llevará por lo menos dos años; quienes quieran enfrentarse a Pérez Tamayo deberán aguardar a que Aerolíneas se consolide como empresa, porque elementos como la falta de cierre del problema con Marsans, la persistencia de la convocatoria de acreedores, la desafiliación de IATA y conflictos con otros sindicatos la ponen en una situación de debilidad que no permite ni pensar en crear un problema con APLA.
Uno de esos problemas podría resolverse: una delegación de ejecutivos de Aerolíneas Argentinas viajó a
Ginebra para gestionar su
retorno a IATA (la entidad que agrupa a casi todas las líneas aéreas del mundo). Allí, seguramente encontrarán una respuesta sencilla a sus pedidos: «Paguen los u$s 20 millones que deben y podrán regresar». Se estima en u$s 15 millones mensuales el perjuicio que le causa a Aerolíneas no estar en IATA, porque no puede vender pasajes de conexión a otros destinos que los propios. O sea: si un pasajero quiere ir a Denver, Aerolíneas sólo lo lleva hasta Miami; el resto del trayecto deberá comprarlo aparte. Eso se solucionará sólo cuando Aerolíneas vuelva al seno de IATA.
S.D.
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