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Ahmadineyad canceló su viaje, y Brasil se evitó un escándalo
La embajada iraní en la capital brasileña llegó a desmentir tajantemente la información sobre el aplazamiento de la gira de Ahmadineyad, que había sido anunciado por la misma agencia oficial del Gobierno de Teherán.
«Los planes iniciales se mantienen», aseguró un vocero de la representación diplomática, alrededor de las 13.30, hora local.
Según la Cancillería brasileña, la embajada iraní recién confirmó
la cancelación de la visita tres horas después, precisamente en el momento en que el subsecretario general de Asuntos Políticos del Ministerio, Roberto Jaguaribe, concedería una rueda de prensa para informar los temas que serían tratados entre Ahmadineyad y Lula da Silva.
En Teherán, la confirmación de la cancelación de la gira sudamericana fue publicada por la agencia oficial de noticias IRNA, horas después de que el portavoz del Ministerio iraní de Relaciones Exteriores, Hasán Ghashghavi, hubo confirmado el viaje, aunque sin dar detalles sobre la fecha.
Sin dar a conocer el motivo de la cancelación, IRNA reportó, en cambio, que Ahmadineyad viajará a Siria hoy y a su regreso se trasladará a la provincia iraní de Qazvin.
Según observadores, la gira por Sudamérica fue mal programada, ya que el 12 de junio son las elecciones presidenciales en Irán, y la visita habría reducido el tiempo que el mandatario puede dedicarle a su campaña electoral.
También en Brasilia, fuentes diplomáticas aseguraron que el aplazamiento de la visita se debió a cuestiones internas de Irán, y no a las protestas contra su presencia en el país programadas en varias ciudades.
Con todo, Lula da Silva termina sufriendo un fuerte costo político. A las protestas de la comunidad judía, parte del empresariado y otros sectores, se suma el malestar del Gobierno de EE.UU. y, sobre todo, de Israel, cuya «eliminación del mapa» defendió repetidamente el iraní.
Asimismo, el viaje de Ahmadineyad, un negador del Holocausto, dejaba claro una vez más la decisión de Brasil de competir con las ansias de protagonismo de Hugo Chávez, hasta ahora aliado privilegiado del iraní en la región. En tanto, marcaba un fuerte contraste entre los gobiernos de Brasil y la Argentina, cuyo Gobierno mantiene una fuerte tensión con Irán debido a la denunciada participación del régimen islamista en los atentados contra la Embajada de Israel en Buenos Aires (1992) y la AMIA (1994).
Agencias DPA, EFE y ANSA
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