5 de mayo 2009 - 00:00

Ahmadineyad canceló su viaje, y Brasil se evitó un escándalo

Miembros de la comunidad judía brasileña marcharon el domingo en Río de Janeiro en protesta por la visita del presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, finalmente cancelada. Fueron acompañados por representantes de otras confesiones y por organizaciones defensoras de los derechos de los homosexuales.
Miembros de la comunidad judía brasileña marcharon el domingo en Río de Janeiro en protesta por la visita del presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, finalmente cancelada. Fueron acompañados por representantes de otras confesiones y por organizaciones defensoras de los derechos de los homosexuales.
Teherán y Brasilia - El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, canceló ayer de improviso la visita que tenía previsto realizar desde hoy a Brasil, en el marco de una gira sudamericana que lo iba a llevar, además, a Venezuela y a Ecuador.

Según el Gobierno brasileño, el controvertido gobernante ultraislamista anunció su decisión de aplazar su viaje «hasta después de las elecciones» presidenciales en su país a través de un comunicado enviado a su par Luiz Inácio Lula da Silva.

En el mensaje, Ahmadineyad, que tenía previsto viajar hoy al frente de una comitiva de 130 empresarios, afirma que las relaciones entre ambos países «ingresaron en una fase de aceleración y de incremento de la cooperación», y asegura que desearía poder visitar Brasilia tal como estaba programado.

No obstante, le pidió a Lula «aceptar la postergación de la visita oficial para otra oportunidad, después de la elección presidencial en Irán, en fecha que será oportunamente definida por las dos cancillerías».

La confirmación del aplazamiento de la visita -que en los últimos días generó numerosas protestas organizadas por entidades judías, pentecostales y hasta de la secta bahai, además de movimientos feministas y de homosexuales- se concretó después de varias horas de confusión y desconcierto en Brasilia.

La embajada iraní en la capital brasileña llegó a desmentir tajantemente la información sobre el aplazamiento de la gira de Ahmadineyad, que había sido anunciado por la misma agencia oficial del Gobierno de Teherán.

«Los planes iniciales se mantienen», aseguró un vocero de la representación diplomática, alrededor de las 13.30, hora local.

Según la Cancillería brasileña, la embajada iraní recién confirmó
la cancelación de la visita tres horas después, precisamente en el momento en que el subsecretario general de Asuntos Políticos del Ministerio, Roberto Jaguaribe, concedería una rueda de prensa para informar los temas que serían tratados entre Ahmadineyad y Lula da Silva.


En Teherán, la confirmación de la cancelación de la gira sudamericana fue publicada por la agencia oficial de noticias IRNA, horas después de que el portavoz del Ministerio iraní de Relaciones Exteriores, Hasán Ghashghavi, hubo confirmado el viaje, aunque sin dar detalles sobre la fecha.

Sin dar a conocer el motivo de la cancelación, IRNA reportó, en cambio, que Ahmadineyad viajará a Siria hoy y a su regreso se trasladará a la provincia iraní de Qazvin.

Según observadores, la gira por Sudamérica fue mal programada, ya que el 12 de junio son las elecciones presidenciales en Irán, y la visita habría reducido el tiempo que el mandatario puede dedicarle a su campaña electoral.

También en Brasilia, fuentes diplomáticas aseguraron que el aplazamiento de la visita se debió a cuestiones internas de Irán, y no a las protestas contra su presencia en el país programadas en varias ciudades.

Con todo, Lula da Silva termina sufriendo un fuerte costo político. A las protestas de la comunidad judía, parte del empresariado y otros sectores, se suma el malestar del Gobierno de EE.UU. y, sobre todo, de Israel, cuya «eliminación del mapa» defendió repetidamente el iraní.

Asimismo, el viaje de Ahmadineyad, un negador del Holocausto, dejaba claro una vez más la decisión de Brasil de competir con las ansias de protagonismo de Hugo Chávez, hasta ahora aliado privilegiado del iraní en la región. En tanto, marcaba un fuerte contraste entre los gobiernos de Brasil y la Argentina, cuyo Gobierno mantiene una fuerte tensión con Irán debido a la denunciada participación del régimen islamista en los atentados contra la Embajada de Israel en Buenos Aires (1992) y la AMIA (1994).

Agencias DPA, EFE y ANSA

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