Con el climax del debate final del domingo, la semana pasada fue febril. Entre el rebote del blue y allanamientos a cuevas. Más denuncias cruzadas. Los espías y el reflote de viejas causas. Enojo de la clase pasiva. Macri bajó un poco el perfil, aunque se mantiene muy atento en segundo plano. Se suman adherentes, de uno y otro lado. La recta final de la elección del próximo domingo aún no descarta sorpresas y hasta almuerzos casi como cierre de campaña. Como la política, el clima también estuvo alterado y con extremos, pero igual, muchos Quinchos, formales como la Cena de Solidagro, o no tanto, como en el Congreso de Fiel, o el ganadero de Rosario, entre otras muchas reuniones, que fueron usinas de datos, chimentos y rumores. Veamos:
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Charlas de quincho
Enojo de la clase pasiva. Macri bajó un poco el perfil, aunque se mantiene muy atento en segundo plano. Se suman adherentes, de uno y otro lado. La recta final de la elección del próximo domingo aún no descarta sorpresas.
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Clima
El que creía que había visto todo en materia política, seguramente se dio cuenta del error en la semana pasada, cuando una cada vez más recalentada Argentina no dio respiro en casi ningún frente aunque “la calle”, llamativamente, está mucho más tranquila. Desde el clima a la economía y, por supuesto, a la política, que en esta recta final de las Presidenciales 23 todavía puede presentar sorpresas, todo fue una sucesión ininterrumpida de hechos, varios difíciles de digerir para una sociedad casi colapsada por el bombardeo informativo. Con semejante tsunami resultó difícil, hasta en los Quinchos, enumerar los sucesos, aunque hubo varios “picos”, todo en medio de una guerra de encuestas que, en general, perdieron credibilidad, pero que se siguen multiplicando, mientras otorgan la delantera a uno u otro contendiente, y por márgenes escasos, como para no errarle demasiado. Ese ya era el escenario para el debate de los vicepresidentes, que entusiasmó más a la militancia que a la gente que, en gran número, se congregó frente a los televisores, y en algún caso, hasta con hinchada, que a la luz de las repercusiones en las redes y el día después, había dejado en ventaja a la Victoria Villarruel, de La Libertad Avanza (vestida en forma poco adecuada para una eventual vicepresidenta), mientras que el por ahora jefe de gabinete, y candidato a vice, Agustín Rossi, lucía un tanto “amordazado” en sus respuestas. Pero para algunos, la lectura del verdadero resultado de aquel debate fue la salida pública que finalmente tuvo este fin de semana, la excandidata del PRO, Patricia Bullrich, con Villarruel en una especie de muestra de “unidad”, que aparentemente intenta enmascarar las duras internas que están lidiando ambas fuerzas. Con el debate presidencial del domingo esta lectura se profundizó, aunque los resultados se invirtieron (Massa lució más profesional y dominó el escenario, aunque no hubo nada extremo o contundente que marque cambios en la tendencia que ya venía). Es que tanto el PRO-Cambiemos, con parte del radicalismo, el larretismo, los “lílitos”, y hasta una parte del mismísimo PRO, enfrentan diferencias que no se achican; pero también los libertarios tienen lo propio, y si bien se venía tratando de mantener en voz baja, explotó después del acercamiento de Juntos, especialmente en la figura del expresidente Mauricio Macri, cuyo protagonismo es muy cuestionado, y no son pocos los que le adjudican tanto haber perdido las elecciones de 2019, como las sucesivas fracturas internas que debilitaron el frente, y lo volvieron a convertir hoy en una de las voces que más se escucha de ese espacio, lo que no todos reciben de buen grado.
Judicial
Que mientras en varios encuentros se seguían las alternativas de la causa de los espías, sus derivaciones, y los distintos involucrados que van surgiendo, casi como en una novela de suspenso, una especie de film de que poco tiene que ver con “la calle”, en otros las especulaciones se referían más al sector judicial, y al poco prolijo final de la reunión de juicio político en el Congreso, que terminó con toda una bancada retirándose rápida y silenciosamente, del recinto. Y todo esto con el malhumor creciente del candidato del oficialismo, el todavía ministro Sergio Massa, que cada vez que logra ordenar un frente (como le ocurrió con los movimientos sociales, y hasta con el conflicto de la nafta), se le complica la situación por otro lado, siempre considerando que ya la tensión es máxima en muchos frentes y la situación no se presta a demasiadas dilaciones. De ahí que en alguna mesa de cófrades ya se barajaban distintas alternativas para “el día después”, según sean los resultados del domingo, pero siempre considerando la tirante situación de los importadores (casi sin operaciones); de los precios internos; de los aumentos postergados de tarifas, y hasta del propio dólar, que durante la semana pasada volvió a pegar un respingo que ni los allanamientos a distintas cuevas pudo disuadir esta vez. Por caso, en el restó de un coqueto (y discreto) hotel de la 9 de Julio sur, con varios exjueces y embajadores entre los comensales, además del encarcelamiento del juez mendocino Walter Bento, se desmenuzó todo el frente judicial con sus múltiples vertientes que, además, seguramente se va a ver visto engrosado tras las elecciones, por varias causas nuevas que se van a presentar, algunas de oficio. De hecho, el reciente enfrentamiento entre los líderes-voceros de ambos grupos hoy en pugna, Gerardo Morales y Mauricio Macri, derivó en acusaciones y amenazas cruzadas que es probable que algún fiscal recoja después de la próxima semana, especulaban en las mesas.
Tenis
Que, mientras todo esto iba ocurriendo, pasaban casi desapercibidas cantidad de cuestiones, tal vez, menos mediáticas, aunque no menos importantes, como la prórroga de las sesiones Ordinarias del Congreso hasta el 9 de diciembre, un día antes de que asuma la nueva administración que surja el domingo; o lo que puede pasar con el Presupuesto 2024 de no aprobarse hasta entonces. Pero, la posibilidad de que se llame a Extraordinarias en diciembre mismo, para esta y otras cuestiones prioritarias, está siendo “desaconsejada” por varios analistas que consideran que cualquiera de los candidatos que surja del comicio, aunque por distintas razones, va a querer arrancar sin la presión de tener que lograr avances inmediatos en el Congreso, y prorrogar de hecho el Presupuesto de este año por unos meses. Al menos así se especulaba en una de las mesas de la Cena Anual de Solidagro en el Tenis Club Argentino. La entidad, hoy presidida por Rolando “Rolo” Freers, surgió en 2001, ante la crisis de aquel momento para coordinar acciones de ayuda de la cadena agroindustrial. Allí, naturalmente, se habló bastante de exportaciones, de lo “malo” para el próximo gobierno que va a resultar el derrumbe de la cosecha de trigo (que lo dejará sin divisas “frescas” hasta después del primer cuatrimestre), y también que se calculan más subas en los precios de la hacienda (carne) en 2024, como también se ratificó después en el Rosgán de Rosario, lo que hace prever un panorama muy ajustado para el arranque del nuevo gobierno, sea cual fuere. Y esa misma inquietud se reiteró después, el jueves, en el congreso anual de la Fundación Fiel, en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, donde el cierre estuvo a cargo de los economistas Guillermo Mondino (Universidad de Columbia); Enrique Szewach (todavía reportando en la Fundación Mediterránea), y Daniel Artana (Fiel). También se repasaron los “subes” y “bajas” de las adhesiones, así como el “neutralómetro”, para algunos más declarativo que efectivo. “Radio pasillo” dice, por ejemplo, que Elisa Carrió, que todavía reporta en Cambiemos, en privado aconsejó a los suyos no votar o hacerlo en blanco. Bien distinta es la actitud de José Urtubey, de la UIA, que directamente juega “en descubierto” por Massa. “Después de todo es hermano de un gobernador peronista y, para colmo, de la Liga del Norte...”, señalaba un contertulio en referencia al salteño. Igual, no todas son rosas para el todavía ministro. De hecho hubo dos situaciones en la semana que le jugaron en contra, aunque la responsabilidad no fue totalmente suya. La primera fue el aumento del 21% para los jubilados, que terminó ubicado por debajo de la inflación, y con el agravante de los bonos que se asignarán a los de la mínima, que volvieron a caer muy mal en el resto. El segundo fue “el abrazo del oso”, como calificaron algunos del entorno, al saludo que le dio un controvertido gremialista al que le adjudican métodos muy radicalizados contra las empresas de su sector, algunas de ellas ya complicadas económica y financieramente por esta causa.
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