12 de junio 2014 - 00:00

Cupones bursátiles

"Las ramas no llegan hasta el cielo..." Es tan cierto, al hablar de las subas de mercado, como también lo es que los intervinientes en la tendencia desbocada elijan, ellos mismos, no decir "basta para mí. Y la reflexión sensata que le sigue es "si sigue subiendo, que lo aprovechen otros..." Sin envidias, sin morderse los codos porque se bajó antes y no continuó montado en las posiciones hasta "el último minuto de la suba". El sueño de tantos, a lo largo de la historai (y que será el sueño de tantos otros en el futuro). No dejar nada por recoger, como en las películas donde el templo del tesoro se está derrumbando, pero siempre aparecen los que quieren cargar "un lingote más". (De ser posible no dejar ninguno.)

Sacando medidas -sobre la rueda vertiginosa del martes- vimos al Merval alcanzar los 8.444 puntos de cumbre. Esto, amigo lector/inversor ¿sabe a qué distancia colocaba el índice de los 9.000 puntos?... pues, de un simple 6,5 por ciento más. Y por qué elegir esa marca redonda... pues porque es pariente de otra -de la otra punta de la estadística- con un "cero" menos la del Merval tocando el fondo del pozo, en los 900 puntos, en inicios de la "crisis" bncaria de los Estados Unidos. Y cuando todos estos papeles, que ahora están rozando los 9.000 (cuando lo alcance se pondrán un 1.000% más arriba de aquel piso) eran por casi todos desdeñados. Como título de una nota en aquel momento, completamos la sentencia de los mercados: "Las ramas no crecen hasta el cielo. Y las raíces no llegan al infierno..." Felizmente -obra de la casualidad- las acciones, de inmediato fueron reaccionando y saliendo del fondo.

El martes se trascendió una barrera a la que no hay que perder de vista en el análsisi sobre la situación, se llegó a los $ 254 millones consumidos, cifra máxima y superó -con holgura- a otros picos del mes anterior. Así como habla de un gran poder de asimilación, porque una enorme ofensiva... vendedora. Que elevó las cantidades, pasó por encima de la demanda y obligó a un desaforado esfuerzo, para evitarle males mayores a los precios.

¿Era lo aconsejable?... dejar acumular presión, oponiendo más demanda -en vez de que los precios decanten solos- es un arma de dos filos. Si sale bien, se conjura todo (por el momento), pero si la oferta vuelve con más empuje aún, puede haber caídos y contusos. Es un punto delicado.

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