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Drama final para la UCR: la opción entre multiboletas
La pureza de Cambiemos, cerrada en la Convención Nacional de la UCR en Gualeguaychú, siempre quedó manchada por los acuerdos en provincias que permitieron las multiboletas y que Ernesto Sanz nunca pudo evitar.
En los pasados meses de campaña hubo práctica de slalom generalizada en candidatos radicales del interior para esquivar choques y mantener las boletas para gobernador atadas a presidenciables como Mauricio Macri y Sergio Massa, pero también Margarita Stolbizer.
A la cabeza de esos torneos siempre estuvo el jujeño Gerardo Morales, siempre defendiendo su acuerdo con Massa y multiplicando sus efectos hacia otras provincias. No es el único: José Cano, Luis Naidenoff o Eduardo Costa siguen el mismo camino.
Morales tuvo la semana pasada un indicio que le confirmó el impacto de haber presionado a su propio partido por mantener su candidatura a gobernador colgada de la multiboleta presidencial y, al mismo tiempo, de todas colectoras que se engancharon a él.
Massa desembarcó el fin de semana en Jujuy para una pasada que en origen no estaba prevista. El impacto de ese paseo confirmó que a Massa las cosas pueden irle mejor que a Macri en esa provincia. Los números que tiene Morales en la intimidad no demuestran que la tracción de Massa sobre el voto peronista jujeño rebelde, ese que rechaza al kirchnerismo pero sobre todo al tutelaje que Milagro Sala hace sobre la política, alcance para ganarle allí en la presidencial a Daniel Scioli, pero sí para arrimar el bochín en la elección provincial.
Jujuy es hoy casi el único territorio que el radicalismo tiene con posibilidad de éxito en la elección a gobernador. No es casual que Scioli hiciera dos pasadas por Jujuy, la última fue la semana pasada. Lo hizo tanto para reforzar las chances locales (llegó a subir al estrado con Sala) como para su campaña propia.
Los radicales, como también Macri con su "peronización" de la campaña, están convencidos de que la diferencia de votos la pueden hacer pescando en el voto disconforme dentro del propio peronismo, otras vertientes ya las ven definidas.
El problema es que con el final de la campaña van verificando que esa zona del voto, al menos en el norte del país, es mejor traccionada por Massa que por Macri.
Por eso no escapan a fotos u ofrecimientos hipotéticos del tigrense. Como el que le hizo al tucumano Cano hace 72 horas de llevarlo a su gabinete. A esta altura ninguno de esos caciques está en condiciones de dejar de agradecer en público convites de ese tipo.
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