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¿Es Argentina un barril sin fondo financiero?
Lamentablemente, la respuesta es negativa. Y ello es así por 3 causas. La primera de ellas es que este cálculo no incluye los vencimientos del sector privado que también deberá encontrar dólares para pagar sus vencimientos del año 2019, cuyo total es indeterminado. Dado que hasta hace pocos meses se descontaba que la tranquilidad del dólar duraría todo 2019 y se consideraba que los préstamos en pesos serían mucho más caros que los préstamos en dólares, al menos hasta las elecciones es muy posible que la cifra de vencimientos en dólares del sector privado no sea escasa. Y aun cuando ello no impactaría directamente sobre las finanzas públicas, encarecería el valor del dólar durante 2019.
En segundo lugar, si el FMI adelanta cuatro de los seis desembolsos de los años 2020 y 2021 al 2019, ¿qué nos esperaría para el año 2020? Un agujero negro de vencimientos de deuda para los cuales ya no habría casi financimiento de organismos internacionales. Y en este punto no hay que olvidar que los mercados siempre se anticipan. Si desde junio ya estamos pensando activamente en los vencimientos del 2019, ¿cuándo empezaríamos a pensar en los vencimientos del año 2020 si este encima luce como un "agujero negro" de vencimientos? Es muy probable entonces que por más que el FMI adelante parte del dinero comprometido ello no alcance para restablecer la confianza por parte de los mercados voluntarios de crédito por lo que cabría esperar una gran concentración de vencimientos en torno a fines de 2019 y una gran inseguridad acerca de las posibilidades de pago de la deuda pública justo en torno a las elecciones del año próximo. Habría que ver si al solicitar adelantos de desembolsos el gobierno no ha hecho más que complicar la tranquilidad electoral y sus propias posibilidades de reelección.
El tercer factor que exige que no contemplemos las cifras oficiales como una "verdad revelada" y que por lo contrario pueden mostrar el cronograma de las cuentas oficiales del próximo año más como un espejismo que una realidad, es que además de los vencimientos de capital e intereses del sector público será necesario financiar déficit de balanza de pagos en forma de balanza comercial y balanza de servicios reales, que a la cotización de $40 por dólar parecen no haberse cerrado. Menos aún cerrarían las cuentas de la balanza de pagos si a partir de los presentes momentos empieza a cundir la tentación en el gobierno de volver a retrasar la cotización del dólar con intervenciones subterráneas en el mercado de cambios. Si ya a $ 40 por dólar subsiste déficit externo, ni que pensar entonces si volvemos a atrasar el valor del dólar con respecto a los precios.
Todo esto indica que si el 2018 parece un año de convulsiones, habría que esperar aun un año más convulsionado para 2019, incluso si el FMI adelanta desembolsos. Ello explica porqué el gobierno ha solicitado ampliar el monto del acuerdo stand by al FMI, y se buscan activamente otros u$s15.000 millones que por ahora no aparecen por ninguna parte.
Puede parecer increíble, pero nuestro país de golpe y porrazo se ha convertido en una especie de barril sin fondo en el que ninguna cifra de financiamiento parece suficiente. Eso es lo que ocurre cuando no se aprende de las lecciones del pasado y se cae tontamente en la decisión de financiar déficit en pesos tomando dólares prestados en el exterior, y además se trata con desdén las cifras deficitarias que puede arrojar la balanza de pagos porque hay una transitoria bonanza internacional en los mercados financieros que ven al país con cierta benevolencia y lo financian a manos llenas. ¿Habremos aprendido esta vez la lección? Solo lo sabremos cuando las turbulencias pasen. Y todo indica que ello será más bien tarde que temprano.
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