10 de enero 2014 - 00:00

España: rebelión en el PP contra los límites al aborto

Mariano Rajoy
Mariano Rajoy
Madrid - Las restricciones al aborto en España, propuestas por el Gobierno conservador de Mariano Rajoy, desataron una fuerte polémica en el país, particularmente aguda dentro del Partido Popular (PP).

La propuesta, elaborada por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, restringe el aborto a los casos de violación y de riesgo para la salud física o psíquica de la mujer.

De ser aprobada por el Parlamento, terminaría con la actual norma, en vigor desde 2010 y aprobada por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, que liberalizaba la práctica en todos los casos dentro de las primeras catorce semanas de gestación.

El anteproyecto de reforma aprobado por el actual Gobierno en diciembre suscitó un intenso debate dentro del propio PP, en el que algunos de sus "pesos pesados" expresaron resistencias y reclamaron que se busque un mayor consenso.

En los partidos de la oposición, el rechazo es amplio y el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió a Rajoy que guarde la reforma del aborto "en un cajón bajo siete llaves" y lo acusó de promover un modelo que va "directo a la yugular" de los derechos y las libertades por pura ideología y para hacer "negocio".

En la primera reunión del año de la dirección del PP, celebrada el miércoles, quedaron patentes las diferencias sobre esta reforma en el seno del partido del Gobierno, ya que el tema terminó desviando la atención de otros asuntos urgentes de la agenda, como la preparación de las elecciones europeas de este año y la economía.

En esa conferencia, Rajoy defendió la reforma alegando que cumple con el compromiso histórico del partido de volver a la ley de 1985.

El presidente de la región de Extremadura, del PP, José Antonio Monago, una de las voces que más se escucharon sobre la reforma del aborto, le reclamó a Rajoy que busque el máximo consenso en este asunto, mientras su correligionario y jefe del Gobierno de Cantabria consideró ayer que la propuesta es "mejorable".

Otro "peso pesado" en el PP, el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, abogó por "un mayor nivel de diálogo", al igual que su colega de Castilla León, Juan Vicente Herrera. Todos ellos temen que la medida impacte negativamente en el electorado femenino liberal en momentos en que el PP logra mantenerse a flote en las encuestas a despecho de los recientes casos de corrupción y de la crisis económica y sólo por el enorme descrédito del socialismo.

Su homólogo de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, defendió la legitimidad del Ejecutivo de derogar la ley del aborto y elaborar otra nueva, a la vez que abogó por buscar un mayor consenso y evitar lo que hizo el anterior Gobierno socialista de imponer una ley sin apoyos suficientes y "unilateralmente".

Por su parte, la vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, propuso que se dé libertad de voto a los diputados del PP cuando la reforma llegue al Parlamento.

El Partido Popular goza de mayoría absoluta en el Parlamento, con la que podría aprobar la reforma del aborto sin necesidad del apoyo de ninguna formación de la oposición, siempre y cuando no renuncie a mantener la disciplina de voto en el partido, dominante en la actividad política española.

En España, únicamente se han llevado a cabo dos votaciones secretas, como la que quiere forzar el PSOE en el Congreso sobre la reforma del aborto.

No obstante, eso no podrá ocurrir en la votación del proyecto de ley porque, según dice el reglamento del Congreso, "en ningún caso podrá ser secreta la votación en los procedimientos legislativos".

Ante esta situación, la oposición buscó una fórmula para hacer posible el voto secreto y el PSOE e Izquierda Unida (IU) presentaron en el Congreso una propuesta en la que instan al Gobierno a retirar la reforma antes de que comience su tramitación parlamentaria. En este caso podría llevarse a cabo una votación secreta si así lo solicitan dos grupos parlamentarios o una quinta parte de los diputados o miembros de la Comisión Parlamentaria.

Sería en ese supuesto cuando entraría en juego la importancia de la disciplina partidaria que las grandes formaciones exigen a sus diputados y ante la que pocos se rebelan, ya que los que lo hacen pueden afrontar sanciones.

Agencia EFE y Ámbito Financiero

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