21 de septiembre 2016 - 00:00

Gran ejemplo de cómo la historia se vuelve literatura

Gran ejemplo de cómo la historia se vuelve literatura
Después de lo que le pasó cuando era adolescente, Ludovica, Ludo, vivió encerrada en su cuarto muy pegada a su hermana Odete. Y cuando Odete se casó con un ingeniero viudo y se fue a vivir a la capital, a Luanda, se fue con ella. Y cuando se produjo la lucha por la liberación, y después la revolución social y la guerra civil, Odete y su marido decidieron irse a Lisboa. Fueron a una fiesta y desparecieron. Ludo, aterrada, se encerró en el departamento, y construyó un muro para dejar afuera el espanto. "No hicimos la independencia para que los angoleños se maten unos a otros como perros rabiosos". Y esperar que "todo esto va a pasar, porque la maldad también necesita descansar". Ludo vivirá durante 30 años aislada como un náufrago, con un perro que de tan blanco se llamará Fantasma, y cuando se vuelva fantasma será Dios para Ludo. Un Dios que sólo cree que existe para poder hablar con ella misma. Ludo tiene que sobrevivir y tiene que inventarse cómo. Se divierte con el mono Che Guevara que cada tanto aparece, hasta que se lo tiene que comer. Espía el vecindario. Y así se entrelaza su historia con las de un conjunto de personajes sorprendentes.

Hay cuentos, crónicas, fábulas, que se vuelven etapas de la novela. Agualusa, el gran narrador angoleño, busca capturar aquellos momentos menores en que la Historia se vuelve literatura, provocando la sensibilidad del lector. Tiene cosas de Saramago, de Coetzee y de Amado, pero es hábilmente, creadoramente, él mismo. Novelista, poeta y dramaturgo con una amplia obra, ganó el Independent Foreign Fiction Prize con "El vendedor de pasados"; fue finalista del Man Booker International 2016 con este libro que sostiene que "para recobrar la propia identidad casi siempre es necesario un olvido, un olvido pleno de memoria".

M. S.

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