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La elección agudizó orfandad de candidato en la provincia
Con el triunfo de Alfonsín Jrs. nada de eso aparece, ahora, en el horizonte: el ganador promete quedarse en el partido y ampliar su esquema de alianzas y, aunque ensaye evasiones, empieza a consolidarse como una carta fuerte para la presidencial.
El temor de Moreau tuvo, sin embargo, una confirmación aunque por la negativa. El eje histórico, aliado a Julio Cobos, presumía que una derrota escandalosa dañaba a Alfonsín como postulante para una plaza que, desde ayer, quedó más huérfana: la candidatura a la gobernación bonaerense.
En el cajón de arena del oficialismo partidario se planteaba que, aun indeseada, la elección serviría para «bajar a tierra» a Ricardito y, de ese modo, convencerlo para que se convierta en el candidato a gobernador de la UCR, o un acuerdo mayor, en Buenos Aires.
Esa maniobra ayer quedó sepultada bajo la pila de votos que el trío Moreau-Storani-Posse, como socios de Cobos, prometía sacarle de diferencia a Alfonsín. El domingo el diputado enfiló para la presidencia y se alejó, quizá definitivamente, de la provincia.
El problema es, incluso, mayor. Alfonsín ganó y empujó a la derrota al otro postulante con cierto rango para la gobernación: el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Es decir: en la elección, la UCR no sólo perdió a su candidato más taquillero sino que mandó a boxes al otro que asomaba con expectativas.
Posse se impuso cómodamente en su distrito -ganó 4.000 a 500- pero ese despliegue casi peronista, menor al esperado, no alcanzó para compensar el voto oculto que, aun militantes trasladados por el eje ortodoxo de la UCR, se fugaron hacia Alfonsín.
Ese reacomodo puede, en cambio, reforzar la figura de Margarita Stolbizer, que colaboró no demasiado secretamente con el alfonsinismo el domingo y, semanas atrás, salió a recorrer la provincia junto al ganador de la interna.
Aun con matices y distancias, la jefa del GEN ve más factible un acuerdo con una UCR conducida por Alfonsín que una controlada por Moreau y Storani aunque, por otro lado, nunca rompió los vínculos con Julio Cobos, que alimenta con oficio de tallador Gerardo Millman.
La derrota de la «vieja guardia» fue festejada por Carrió y Stolbizer, enfrentadas entre sí en una batalla para «robarse» punteros, pero que ahora forman parte del pelotón de dirigentes que entrevén una construcción posible con la UCR por intermedio de Alfonsín.
Es lo mismo que palpita la Casa Rosada. Además de que Ricardito está en alza, mientras que Cobos está en baja -eso, al menos, reflejan las encuestas- a Alfonsín Jrs. se lo observa como un constructor posible de una alianza que vaya más allá del radicalismo.
Para Cobos, en cambio, asoma más complejo la costura de un espacio que incluya al ARI de Carrió y a los socialistas de Hermes Binner que sí se muestran más proclives a un acercamiento de la mano de Alfonsín.
Sin embargo, omniscientes, en Gobierno dan un diagnóstico que sólo el futuro juzgará: «Ricardito -dijo un operador K que siguió de cerca la elección- es más vulnerable que Cobos. Para nosotros este resultado es pura ganancia».
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