21 de septiembre 2015 - 00:00

La mejor versión de los All Blacks trabajó duro para vencer a Los Pumas

A los 22 minutos, Senatore se escapó por la izquierda, Imhoff logró un buen quiebre por el centro de la cancha y Petti, el rugbier más joven del equipo, llegó al try filtrándose pegado al ruck. Sus compañeros festejan.
A los 22 minutos, Senatore se escapó por la izquierda, Imhoff logró un buen quiebre por el centro de la cancha y Petti, el rugbier más joven del equipo, llegó al try filtrándose pegado al ruck. Sus compañeros festejan.
Para empezar, datos a tomar en consideración: Los All Blacks son el mejor equipo del mundo, son los campeones reinantes, mandan sin fisuras ni resignaciones desde hace más de diez años en el ranking y sólo han perdido en los últimos 4 años nada más que 3 partidos.

Además, esta formación que presentó Steve Hansen para el partido de Wembley ha sido la mejor de todos los tiempos. Dicho esto, fue con esa configuración con la que se encontraron Los Pumas en su debut mundialista.

Los argentinos hicieron un primer tiempo de excelente factura que, incluso, debieron llevarse por mayor diferencia.

El conjunto entrenado por Daniel Hourcade se largó a jugar con las manos y a buscar espacios por los que avanzar con cada pelota disponible. Así, sorprendieron a los hombres de negro, que pasaron inconvenientes en esa primera parte, cuando no pudieron frenar a Los Pumas que se recuperaron de un inicio de partido desfavorable (pasaron de un 0-9 a un 13-12).

Los penales en contra de los primeros minutos y la amarilla a Matera complicaron a los argentinos. Eso, además de condicionarlos, le permitió a Dan Carter, de sobria actuación, la posibilidad de sumar de a tres con fáciles envíos que el apertura All Black, no falló.

Sin embargo, en la desventaja, fue cuando Los Pumas mostraron sus habilidad para jugar con la pelota y, con obtención de calidad, se fueron hacia adelante a intentar imponer condiciones. Sin poder jugar pases en el contacto pero avanzando en el terreno de juego, se situaron en campo rival y obligaron a los hombres de negro a extremar cuidados.

Cuando al minuto veintiuno llegó el try de Guido Petti (el jugador más joven en anotar en un Mundial para Los Pumas) las luces de esperanza brillaron con mayor esplendor que nunca. En esa explosiva segunda mitad del primer parcial, los argentinos encontraron los espacios que buscaron explorar en cada chance y así generaron una considerable cantidad de jugadas de peligro.

Lamentablemente, no tuvieron las oportunidad de transformarlas en puntos como hubiera sido justo, porque allí se hubiera podido tomar mayor distancia en el score, que le hubiera dado a Los Pumas un colchón razonable de puntos para encarar la segunda mitad con algo más de alivio.

Al finalizar ese primer parcial, Los Pumas se fueron al descanso merecidamente arriba en el marcador, por 13 a 12.

En el complemento y casi desde el inicio mismo, los All Blacks dominaron con autoridad en las situaciones de contacto, sobre todo cuando empezaron los cambios. Allí, Steve Hansen, el entrenador kiwi, hizo un enroque crucial: mandó a Sonny Bill Williams al centro de la cancha en lugar de Ma'a Nou -que hasta allí había sido bien controlado- y el jugador de los Chiefs comenzó a usar todo su repertorio para complicar, con sus incursiones, a la defensa puma que tuvo que abroquelarse y cerrar filas para defenderse.

Los All Blacks recuperaron el control del partido con sus delanteros, que se convirtieron en puntales de la gestación de los ataques que encararon de manera vertical.

Luego, los tries de Aaron Smith y de Sam Cane prácticamente resolvieron el match. Eso les dio la serenidad necesaria para administrar cada ataque posterior con paciencia y tranquilidad. Pero, así y todo, los All Blacks no consiguieron anotar más puntos. Más allá del 26-16 en contra, el partido de Los Pumas fue esperanzador.

El próximo viernes 25 de septiembre a las 12.45 ante Georgia, en Gloucester, será un encuentro decisivo, ya que la victoria para Los Pumas es obligatoria. No parece complicado: deberán mantener el sólido andar de Wembley porque el juego está. Y si hay juego, no habrá problemas.

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