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Lo imposible sobre un colchón
• DIÁLOGO EN CÓRDOBA CON MARTA MINUJÍN SOBRE SUS NUEVAS PERFORMANCES
Antes de inaugurar en Alemania su Partenón de los Libros (Prohibidos), la infatigable artista llevó su energía a la provincia mediterránea.
Marta Minujín: Sí, desde siempre. Mi obra no existe sin la gente. Yo no podría desarmar sola el "Partenón" que no existiría sin aquellos que se llevan los libros, los regalan o canjean. No es lo mismo pintar un cuadro o modelar una escultura. El obelisco de pan dulce gigante se acuesta y la gente lo desarma. Son 30.000 panes.
P.: ¡Y hay que comerlos!
M.M.: No. Hay que llevárselos. En la obra de Córdoba el color provoca una ensoñación restauradora y va a ser la primera "Galería blanda" que perdure. Es una construcción irreal, con colchones nuevos. La primera la hice en Washington en 1973. Me habían invitado a exponer en una galería que parecía de piedra y usé colchones reales para ablandarla, los saqué de un hotel clausurado cuando lo mataron a Martin Luther King, porque hubo tres crímenes en una noche. Estaba lleno de ocupas cuando entramos a buscarlos a ese lugar atroz; había gangsters y prostitutas. Buscamos por los pisos más altos buscando los mejores colchones, sin manchas de sangre o mal olor, y los tiramos por las ventanas.
P: ¿Qué relación tiene con una provincia como Córdoba, donde se advierte un potente resurgir de la escena artística?
M. M: En la época del Di Tella, Córdoba tenía la Bienal Kaiser y la Anti-bienal. En la actualidad hay buenos artistas, como en Rosario.
P: ¿Piensa que para la nuevas generaciones de artistas es importante escucharla?
M. M.: Creo que los buenos artistas están en su propio mundo. Pero si me escuchan deberían entender que no hay nada imposible. Parecía imposible que el museo Caraffa aceptara la "Galería blanda". No tenían dónde guardarla, está realizada con más de 200 colchones y mide cinco metros de altura. Son obras hechas para la destrucción o los museos, no para el mercado.
P: Las obras de los artistas del Instituto Torcuato Di Tella, ¿se destruyeron por desinterés de las instituciones o escasa visión de los coleccionistas?
M. M: Todas se perdieron. No existía conciencia histórica. Los curadores Paulo Herkenhoff y Rodrigo Alonso me pidieron prestado "Mi colchón", el primero que hice. Lo había vuelto a hacer para la retrospectiva del Malba, después me lo pidió Okwui Enwezor para una muestra en Hamburgo y finalmente lo compró un museo de Colonia, donde va a quedar para siempre.
P.: ¿Y "La Menesunda"?
M.M.: La tiene el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
P.: ¿Qué significa Documenta?
M.M.: Es lo más importante de mi vida.
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