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Presión a tiempo para disciplinar
Agustín Rossi
Es cierto que la incertidumbre que generó la angioplastia que debieron realizarle al ex presidente y el futuro incierto de algunos proyectos como el del Presupuesto nacional 2011 justificaban la necesidad de un shock de confianza en la bancada, pero los problemas vienen de antes.
Hace dos semanas, el país miraba cómo el kirchnerismo se negaba a bajar a sesionar para debatir el proyecto sobre medidas de seguridad en sucursales bancarias que la oposición había impulsado en la Comisión de Finanzas.
Esa sesión fracasó, y la explicación fue que el Gobierno no estaba de acuerdo con ese proyecto. Resultó extraño cuando el Banco Central, para entonces, estaba elaborando una resolución, también presionado por el impacto del caso de Carolina Píparo, para instalar en las sucursales medidas similares a las que establece ese proyecto.
Una semana después, el oficialismo bajó a sesionar y colaboró con el voto en una aprobación por unanimidad de esa iniciativa.
¿Qué diferencia hubo entre las dos sesiones? No se puede obviar la intención de la oposición de meter en el recinto el debate por el cambio de comisiones para el proyecto que busca controlar la producción y distribución de papel para diarios y el intento oficial por rechazarlo.
Pero otra crisis alimentaba una guerra en el bloque kirchnerista ese día: el recorte que había dispuesto el Gobierno de 300.000 cupos en el subsidio universal a la niñez para los casos en que concurran a un colegio pago, aunque se tratara de parroquiales en zonas de bajos recursos.
Agustín Rossi tuvo que escuchar ese día un planteo de la mitad de su bloque, que incluía diputados santafesinos y bonaerenses en contra de esa decisión. En realidad, a los legisladores no les habían dicho que ese recorte ya estaba contemplado en la reglamentación inicial del subsidio universal que, así, pasaba a ser bastante menos universal, como suele denunciar Elisa Carrió. Y menos que Cristina de Kirchner estaba convencida de que había que tomar esa medida.
La crisis en el bloque llegó al límite de existir en marcha un borrador redactado para rechazar la medida del Gobierno con la firma de decenas de kirchneristas. Rossi logró frenar la rebelión, pero quedó demostrado que la unidad del oficialismo no estaba ya para resistir más tensiones.


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