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TOMATE: Alfredo Coto, el amigo supermercadista

Lo importante del caso es en realidad el mecanismo por el que el Gobierno llegó a tomar como una amenaza seria la alternativa de una suba de los precios de los tomates. La anécdota (en definitiva no pasará de eso) demuestra que al menos algunos empresarios continúan siendo aliados estratégicos del kirchnerismo y que su voz es escuchada, casi sin filtros. Es el caso de Alfredo Coto, el supermercadista emblemático argentino (de hecho, de los grandes, su supermercado es el único de capitales criollos compitiendo contra franceses, norteamericanos, holandeses, alemanes y chilenos), que alertó a gran parte del Gobierno que en los tomates podría caer un aumento de precios importante, debido a las olas de calor y a algún tipo de especulación de los productores.
Su voz y su consejo fueron entonces suficientes como para que se tomara en serio la amenaza, que sin mayores filtros terminó en una embestida sin cuartel contra el vendepatria productor tomatero. Si lo que aseguraba Coto se daba, se abrirían las importaciones del alimento desde Brasil y los empresarios locales del fruto sufrirían las consecuencias. Y el resto de los firmantes del acuerdo de precios deberían tomar además como una advertencia para ellos: si hacían lo mismo que los tomateros, no habría piedad y las fronteras serían abiertas de par en par a las importaciones necesarias para competir con los locales y bajar los precios. O mantener los del acuerdo al menos.
Llegaron luego dos aclaraciones convenientes. La primera, en Brasil no hay sobrantes de tomates. De hecho, los propios argentinos confirmaban desde las playas de Río de Janeiro y Florianópolis, que en las tiendas Pão de Açúcar y los Carrefour brasileños, los tomates estaban aún más caros que en la rebelde Buenos Aires. El segundo dato era más tranquilizador: no había ningún problema con los tomates locales, que seguirían llegando en tiempo, forma y precio como para mantener el acuerdo.
Fin de la guerra entonces, pero se certificó que el poder de influencia de Coto sobre el Gobierno permanece intacto. De hecho, el empresario fue el primero y más claro defensor de este opus tres del Ejecutivo de los acuerdos de precios; luego de los dos anteriores, y fallidos pactos cerrados por el exsecretario de Comercio Interior Guillermo Moreno en dos tandas en 2013, y que también tuvieron a Coto como el principal negociador local. El supermercadista bendijo el nuevo pacto negociado con un nuevo (y demasiado joven para su gusto) funcionario: Augusto Costa. Desde la Casa de Gobierno, el empresario dijo al terminar el encuentro en donde se lanzaba definitivamente la tercera versión del congelamiento: Creo que es muy cumplible, independientemente de que pueda faltar un producto de un día al otro. Creo que es muy cumplible, pero hubo todo un trabajo de acercamiento de discusión con los comerciales para hacer algo que sea coherente y no quedar mal con nuestros clientes. Aseguró además en declaraciones a radio La Red que no se trata nada más de quedar bien o mal, sino que se trata de quedar bien con nuestros clientes, porque no nos van a comprar nada más que esos productos, sino que van a comprar muchas cosas más. Todo lo que suma no resta.
Vale la pena entonces recordar cómo fue que la buena relación entre Coto y el kirchnerismo comenzó, creció, se fortaleció y llegó a lo que es hoy. En noviembre de 2005, la inflación comenzaba a ser un problema serio para el entonces presidente de la Nación Néstor Kirchner. Y, obviamente, los supermercados estaban en la mira como los culpables de que el IPC (hasta ese momento liberado aún de la intervención directa de Moreno) haya subido del 6% al 12%. El temor empresario había sido expresado sin vueltas en el Coloquio de IDEA de Mar del Plata de noviembre de 2005, donde el presidente del evento era, precisamente, Coto.
Kirchner, furioso, lanzó un seco: Señor Coto: yo lo conozco muy bien a usted y sé cómo trabaja sobre los bolsillos de los argentinos. Nosotros nos vamos a organizar desde el Estado y vamos a ayudar a organizar ligas de consumidores, y vamos a seguir lo que hacen ustedes permanentemente. Bramó luego el jefe de Estado: Es altamente gravoso que usted diga que vamos a tener el 12% de inflación porque se ve que ya está trabajando para tener el 12% de inflación y para tener más rentabilidad. Y siguió aún más contra los empresarios supermercadistas: Yo no tengo ninguna duda de que ustedes se cartelizan y atentan permanentemente contra los bolsillos de los argentinos.
Coto, con años de negociar y crecer con presidentes, pidió una entrevista; el patagónico se la dio, hicieron las paces y hasta hoy el supermercadista es uno de los aliados fundamentales del Gobierno y los privados. Es que Coto sabe que su principal socio es el Estado. Alfredo Coto es el heredero de las carnicerías de su padre, Joaquín Coto, y fundó su primer supermercado en 1970, en esos momentos sólo expendedores mayoristas al público de carnes rojas. Fue creciendo, fue desarrollando un innegable espíritu negociador con los poderes más importantes, y hoy es quien representa a su actividad con el Ejecutivo, delegado incluso desde las cadenas multinacionales y poderosas Carrefour, Disco, Jumbo, Walmart, etcétera.
@cburgueno
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