16 de noviembre 2010 - 00:00

Una carrera signada por el escándalo

Noemí Letizia y «Ruby Rompecorazones», dos menores con las que se ligó a Silvio Berlusconi. Una le decía «papi»; la otra fue sacada de la cárcel por una gestión personal del premier.
Noemí Letizia y «Ruby Rompecorazones», dos menores con las que se ligó a Silvio Berlusconi. Una le decía «papi»; la otra fue sacada de la cárcel por una gestión personal del premier.
Roma - La carrera de Silvio Berlusconi como jefe de Gobierno italiano se divide en dos grandes etapas: la primera, plagada de denuncias de negociados con la mafia y de supuestas coimas, y la actual, con una proliferación de excesos y fiestas con prostitutas de lujo.

Durante sus dos primeros mandatos (1995-1996; 2001-2006), Il Cavaliere debió hacer malabares ante las reiteradas denuncias que lo vinculaban al crimen organizado y de haber montado una red de sobornos para beneficiar a su Gobierno. A pesar de estas revelaciones, la popularidad de Berlusconi se mantenía imperturbable, mientras que rodaban las cabezas de sus máximos asesores, como la de Cesare Previti, su abogado personal y ex ministro de Defensa.

Años después, en la mitad de su actual administración, su mano derecha, el senador Marcello DellUtri, fue condenado a siete años de cárcel por «asociación» mafiosa por el Tribunal de Apelación de Palermo en Sicilia.

A pesar de la existencia de pruebas, Berlusconi logró saltear la Justicia a través de la fustigada ley «Lodo Alfano», aprobada en el Congreso, donde entonces gozaba de mayoría. Esta normativa impide los procesos contra los cuatro funcionarios más importantes del país y sólo reconoce dos excepciones: la alta traición y el atentado contra la Constitución.

A principios de 2009 y en momentos en que el mandatario parecía indemne a los escándalos, una joven le añadió una nueva mancha negra a su expediente. Noemi Letizia saltó a la fama luego de la publicación de una serie de fotografías de su cumpleaños número 18, en la que había participado el premier. Si bien en declaraciones a la prensa afirmó no haber tenido sexo antes de la mayoría de edad con su «Papi», como lo llamaba, sirvió de puntapié para que otras muchachas salieran a hablar.

Las fiestas de Berlusconi y las informaciones sobre sus presuntas relaciones con mujeres mucho más jóvenes hicieron que su nombre saltara una y otra vez a los titulares y su esposa, Veronica Lario, pidió el divorcio.

Entretanto surgió otro personaje: Patrizia D´Addario. La «velina» le entregó a la justici a grabaciones de sus encuentros íntimos con el premier, .Berlusconi siempre negó las acusaciones y señaló que, aunque no es un santo, nunca en su vida pagó por sexo.

Tras el largo desfile de mujeres que pasaron por la Justicia y los medios italianos, el caso de «Ruby Rompecorazones» llamó particularmente la atención. Según los medios locales, Berlusconi llamó en mayo pasado a la comisaría de Milán, para que liberaran a la menor marroquí, detenida por el supuesto robo de 3.000 euros y un collar de oro blanco, alegando que era una «pariente» del presidente egipcio, Hosni Mubarak. Días después la joven confesó haber participado de las «fiestas» presidenciales, aunque negó haberse acostado con el mandatario.

María Emilia Rebollo

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