Una investigación del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Ulsan (UNIST) demostró lo que hasta hace poco parecía inviable: generar hidrógeno puro a partir de amoníaco (NH) usando silicio (Si) recuperado de paneles solares en desuso. El proceso, además de ser eficiente y limpio, revaloriza un residuo creciente: los paneles fotovoltaicos fuera de servicio.
Corea del Sur: producen hidrógeno con residuos de paneles solares y baterías recicladas
Investigadores surcoreanos generaron hidrógeno puro a partir de amoníaco usando silicio recuperado de paneles solares en desuso y reciclados.
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Hidrógeno de paneles reciclados. Eesta tecnología no es solo una curiosidad de laboratorio: es una propuesta concreta y viable para avanzar hacia un modelo energético más limpio, inteligente y circular.
Tal como reveló Eco Inventos, lo más destacable es que esta tecnología no solo produce hidrógeno 100% puro sin necesidad de separación adicional, sino que también genera nitruro de silicio (SiN), un material altamente demandado en el sector de las baterías recargables.
Todo esto ocurre en un sistema cerrado, sin emisiones, y a una temperatura tan baja como 50°C, muy por debajo de los procesos industriales actuales que requieren entre 400 y 600°C.
Una solución doble: energía limpia y gestión de residuos
Hoy en día, los residuos de paneles solares representan un desafío que crece en paralelo al despliegue masivo de la energía fotovoltaica. Se estima que hacia 2050 habrá más de 80 millones de toneladas de estos residuos. Gran parte del silicio en estos paneles todavía es recuperable, pero su reciclaje ha sido limitado por barreras técnicas y económicas.
Este nuevo método no solo recupera ese silicio, sino que lo convierte en parte activa de un proceso de producción de hidrógeno. Al reaccionar con el amoníaco dentro del molino de bolas, el silicio activa la liberación del hidrógeno y se transforma en SiN, sin dejar gases nocivos ni subproductos contaminantes. El hecho de que el silicio reciclado funcione igual de bien que el comercial rompe una barrera clave en la economía circular del sector solar.
Aplicaciones reales del subproducto
El nitruro de silicio (SiN) generado durante el proceso no es un simple residuo: se ha comprobado su utilidad directa en la fabricación de baterías de ion-litio. En pruebas recientes, las baterías que lo incorporaron mantuvieron más del 80% de su capacidad tras 1.000 ciclos de carga y descarga. Esta estabilidad es crítica en aplicaciones como el almacenamiento estacionario o la movilidad eléctrica, donde se busca alargar la vida útil y reducir la dependencia de materias primas críticas como el cobalto.
La integración de este subproducto en baterías aporta un valor añadido que reduce aún más los costes totales del proceso. De hecho, los análisis económicos indican que, considerando la venta del SiN, el coste de producir hidrógeno puede resultar negativo (unos -6,75 € por kilogramo). En otras palabras, el proceso paga por sí solo.
Un modelo alineado con las necesidades actuales
Este tipo de innovación encaja perfectamente en un contexto global donde la presión para descarbonizar los sectores energético y productivo es cada vez mayor. La Unión Europea, por ejemplo, está promoviendo con fuerza el uso del hidrógeno verde y la recuperación de materiales estratégicos mediante el Reglamento de Materias Primas Críticas y otras normativas que fomentan la circularidad.
Además, el uso de NH como vector energético está ganando tracción. Japón y Corea del Sur ya están probando su uso en centrales eléctricas y transporte marítimo, aprovechando su densidad energética y la infraestructura de transporte existente. Sin embargo, la liberación de hidrógeno a partir de amoníaco seguía siendo un cuello de botella por sus altas exigencias térmicas. Esta nueva vía, más suave, abre posibilidades técnicas y económicas inéditas.
El enfoque desarrollado por el equipo de UNIST tiene un potencial transformador si se escala de forma inteligente:
- Reciclaje masivo de paneles solares: permite dar nueva vida a millones de toneladas de residuos fotovoltaicos.
- Producción distribuida de hidrógeno: por operar a baja temperatura, podría adaptarse a instalaciones pequeñas o medianas, incluso descentralizadas.
- Cero emisiones directas: no se libera nitrógeno ni otros gases contaminantes en el proceso.
- Alto valor añadido del subproducto: el SiN abre un segundo mercado vinculado a la movilidad eléctrica y al almacenamiento renovable.
- Reducción de costes: con ingresos por subproductos, la producción de hidrógeno se vuelve económicamente viable sin subsidios.
En definitiva, esta tecnología no es solo una curiosidad de laboratorio: es una propuesta concreta y viable para avanzar hacia un modelo energético más limpio, inteligente y circular. Según Eco Inventos, combina lo mejor de tres mundos -energías renovables, reciclaje y movilidad eléctrica- con un enfoque práctico y realista. Justo lo que se necesita para construir un futuro habitable.
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