El director canadiense Norman Jewison, cuya carrera en Hollywood se extendió durante décadas y recorrió los más diversos géneros, murió a los 97 años el sábado en Los Angeles, aunque la noticia recién trascendió ayer.
Adiós a Jewison, un director todoterreno
El director canadiense Norman Jewison murió a los 97 años el sábado en Los Angeles, aunque la noticia recién trascendió ayer.
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Norman Jewison.
Su carrera se inició con una serie de comedias livianas, algunas con Doris Day (“La salsa de la vida”, “No me manden flores”), pero luego de “El arte de amar” (1965),con James Garner, estrenó ese años su primera película “de culto”: “The Cincinatti Kid”, que en la Argentina llevó el absurdo título de “Adiós ilusiones”. En ella se enfrentaban un jugador novato de póquer, el Kid, (Steve McQueen) con un tahúr veterano, interpretado por una gloria de Hollywood como Edward G. Robinson.
Al año siguiente tuvo un gran éxito de boletería con la comedia política sobre la Guerra Fría, “Ahí vienen los rusos, ahí vienen los rusos”, y en 1967 su nombre llegó a la cumbre con el thriller “Al calor de la noche” (“In the Heat of The Night”), donde abordaba el tema del odio racial. La película estaba protagonizada por Sydney Poitier, Rod Steiger y Warren Oates. “Al calor de la noche” ganó el Oscar a Mejor Película, Poitier a Mejor Actor, y tuvo otras tres estatuillas técnicas. Jewison fue candidato a Mejor Director pero le ganó Mike Nichols por “El graduado”, película que en cambió cayó ante la suya. En 1969, Jewison volvió a convocar a Steve McQueen, quien con Faye Dunaway interpretaron otro policial resonante: “The Thomas Crown Affair”, rebautizado acá “Sociedad para el crimen”.
Después de fracasar con “Gaily, Gaily” (“Una cierta casa en Chicago”), realizó el primero de sus grandes musicales, probándose también un maestro en la materia: “El violinista en el tejado”, con Topol (1971); luego la violenta metáfora político-deportiva “Rollerball”, con James Caan, y en 1973 el musical, complicado para la época, “Jesucristo Superstar”, sobre la obra de Lloyd Webber. Recordemos que cuando se trató de estrenar en la Argentina de la triple A pusieron bombas en los cines, al igual que en el teatro donde intentaba presentarla Alejandro Romay.
A fines de los 70 giró hacia el film de fondo sindical, “FIST”, con Sylvester Stallone, y el alegato tribunalicio “Justicia para todos”, con Al Pacino. De 1984 data “Historia de un soldado” y del año siguiente “Agnes de Dios”, y en 1987 estrena su gloriosa comedia “Moonstruck” (“Hechizo de luna”), con Cher y Nicolas Cage, acaso el mejor retrato de una familia italoamericana y con la sangre de Puccini en sus venas.
De sus últimos años podrían mencionarse “Huracán”, con Denzel Washington, y “La sentencia”, con Michael Caine.
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