12 de marzo 2021 - 00:00

Arte digital: pagaron u$s70 millones por una obra intangible, sólo virtual

Es la tercera más cara de un artista vivo en esa casa subastadora. Costó 30 millones más que "Los girasoles" de Van Gogh en 1987.

Record digital. Una sumatoria de píxeles de 70 millones de dólares.

Record digital. Una sumatoria de píxeles de 70 millones de dólares.

A lo largo de la historia, filósofos y teóricos del arte han dicho que la belleza de una obra es un valor inmaterial. Aún no se sabe si “Everydays - The First 5000 Days” (“Todos los días: los primeros 5.000 días”), que la casa Christie’s subastó ayer en 70 millones de dólares, es bella o no, pero lo indudable es que es ciento por ciento inmaterial: la obra en cuestión no existe físicamente sino que se trata de una creación digital, compuesta por millones de píxeles, sólo visible a través del monitor de una computadora.

El creador es el diseñador estadounidense Mike Winkelmann, conocido como Beeple, quien fue subiendo a lo largo de 13 años, día tras día, una imagen digital a la web, cuya combinación final dio como resultado esos “5000 días” por los que se pagó una cifra que la coloca como la tercera más cara en la historia de Christie’s de un artista vivo. Sólo lo superan Jeff Koons (“Rabbit”, 91 millones de dólares, 2019) y David Hockney (“Retrato de un artista”, 90,3 millones de dólares, 1971).

El valor de la obra inmaterial de Beeple lo ha llevado a las grandes ligas, donde juegan Picasso y Van Gogh. Por ejemplo, “Los girasoles”, del artista holandés que era furor en los 80, había alcanzado entonces un valor de 40 millones de dólares, 20 menos que la subastada ayer. Justamente, como Christie’s carecía de referencias para asignarle un precio base a “5000 días” (aunque Beeple ya había vendido otras creaciones digitales, de menor envergadura que ésta), la subasta comenzó con un piso simbólico de 100 dólares. De inmediato trepó a los 14 millones, y luego de una larga y sostenida puja alcanzó la exorbitante suma de los 70 millones.

Ni siquiera la obra teatral “Art” de Yasmina Reza alcanzó, en su argumento sarcástico, un nivel similar de imaginación. En su caso, uno de los protagonistas pagaba una fortuna por un cuadro completamente blanco (ironía sobre el constructivismo de artistas como Malevich y sus discípulos); sin embargo, la que se vendió ayer no tiene existencia material más allá de la combinación de píxeles en un monitor.

Alguna ventaja tiene: el comprador puede estar tranquilo de que ningún psicópata atacará la obra, como ha ocurrido con tantas esculturas y pinturas famosas a lo largo de los siglos. Y ni siquiera robarla (lo que ahorra gastos en seguros), aunque cualquiera pueda verla en detalle en la web de Christie’s. Eso también evita que la oculte de los ojos del mundo en un egoísta living privado, y “comparta” el arte, lo que tanto aman en las redes sociales.

¿Cuál es entonces el certificado de posesión por parte del comprador? Se trata de un activo digital llamado Token No Fungible (NFT), lo que certifica su originalidad y propiedad. El mercado de NFT ha crecido enormemente, en consonancia con el avance de las criptomonedas. El Token en cuestión es la única forma de coleccionar arte digital, cuyo crecimiento es imprevisible. No hace mucho, un videoclip de 10 segundos con un Donald Trump caído, también de Beeple, se vendió por 6,6 millones de dólares en el mercado de NFT llamado Nifty Gateway.

El artista de 39 años, que trabaja en la gráfica de estrellas como Justin Bieber, One Direction y Katy Perry, fue bastante lacónico cuando tuiteó ayer su reacción al conocer la venta de su obra en 70 millones: “Holy Fuck”.

Dejá tu comentario

Te puede interesar