15 de diciembre 2020 - 00:00

Felipe Pigna, en busca del Carlos Gardel que aún no conocemos

El historiador describe un Zorzal que no es melancólico ni está en pose. "Es un hombre interesado en la cultura, amigo de García Lorca, Benavente, Pirandello y Edmundo "Pucho" Guibourg".

“FELIPE PIGNA. Suma una nueva biografía de Gardel, aunque con distinta mirada”.
“FELIPE PIGNA. Suma una nueva biografía de Gardel, aunque con distinta mirada”.

A 130 años del nacimiento de quien se sigue llamando “El mudo”, “El zorzal criollo”, “El morocho del Abasto”, el historiador Felipe Pigna publica “Gardel” (Planeta), una nueva biografía y homenaje. Dialogamos con él.

Periodista: ¿Qué lo llevó a escribir sobre Gardel?

Felipe Pigna: Sus características y connotaciones de personaje histórico: Gardel cambió la historia del tango, llevó la cultura argentina por el mundo, interactuó con personas claves de su época. Me lo iba cruzando en cada investigación histórica sobre los años 20 y 30. Hice una biografía distinta. El oficio de historiador me lleva a marcar el contexto apasionante en que vivió. Entre 1890 y 1935, en la Argentina y el mundo pasó de todo. Y él fue protagonista y estuvo en lugares clave, en la París de la bohemia de los años 20, en la porteña de los 20 a los 30.

P.: Salta la polémica de dónde nació contando su vida desde los dos años.

F.P.: Lo dice Gardel: “Nací en Buenos Aires a los dos años y medio”, dando a entender que llegó a Buenos Aires de Toulouse con su madre, abandonada por su pareja cuando quedó embarazada. Una amiga le dijo que acá podía tener trabajo, y ella estaba cansada de que la señalaran por madre soltera. La vida de Gardel comienza aquí y en dos mundos distintos, el de la calle Corrientes angosta, donde repartía las camisas que su mamá planchaba por teatros, redacciones de diarios y revistas, y el del Abasto de los puesteros gallegos, italianos, judíos y la cultura de ese mercado, teatros en idish, de música lírica, y canciones criollas que venían del interior junto a los frutos.

P.: Borges lo calificó de trovador franco-uruguayo.

F.P.: Borges no lo quería. Decía que el tango que a él le gustaba era el previo a Gardel. Yo transcribo un texto donde dice que a pesar de todo, estando en una universidad en EE.UU., en una casa le pusieron tangos de Gardel y terminó emocionado.

P.: Había dicho que Gardel tenía cara de malevo… pero de malevo sonso…

F.P.: Le gustaba provocar. Decía que Perón tenía la misma sonrisa que Gardel, con lo cual el pobre Gardel quedaba fuera de combate.

P.: La foto de la tapa de su libro no es la del prócer del tango.

F.P.: Es un Gardel celebratorio. Acaba de venir de viaje, está en casa de su madre, en Jean Jaurès, contento, elegante. No es la foto melancólica ni la típica de pose. Es un Gardel diferente que es lo que quiero mostrar en el libro. Un tipo al que le interesaba la cultura, amigo de García Lorca, Benavente, Pirandello. Edmundo “Pucho” Guibourg, su gran amigo, dice: tenía muy buena escucha, le gustaba escuchar a los que saben.

P.: Por eso busca consejos de Caruso y de Chaplin.

F.P.: Tiene un encuentro fellinesco con Caruso en la cubierta de un barco rumbo a Brasil. Caruso le dice que no siga intentando ser tenor, que se consolide como barítono, que con su voz operística puede triunfar en cualquier teatro del mundo. Y terminan cantando a dúo. En Niza le ofrece un mini recital a Chaplin, a quien admiraba profundamente. Chaplin le aconseja qué hacer cuando entre al mercado del cine en Nueva York, su próximo destino. Y cuando muere Gardel, Chaplin escribe “ha muerto el más grande artista latinoamericano”.

P.: ¿Supo discutir como un gran artista sus derechos con la Paramount?

F.P.: Se planta muy fuerte. Negocia muy bien. No tenía management y logra un contrato muy beneficioso. La Paramount le pide que aprenda inglés, que a la vuelta de su gira por Latinoamérica comience a filmar en inglés, a hacer en inglés su programa de radio en la NBC, que hacía en español con enorme audiencia. Está decidido a hacerlo seguro de que puede adueñarse de ese mercado. Se adelantaba mucho a su tiempo. Sus grabaciones mejoraban con los avances técnicos. Cuando vio “El cantor de jazz” con Al Jolson, a los pocos meses está grabando los primeros cortos sonoros en la Argentina. Charly García dice que son los primeros videoclips del mundo. Son cortos que dirigió Eduardo Morera que tienen pasos de comedia, en “Yira, Yira” aparece Discépolo, en otros Celedonio Flores, en otros Vacarezza o Canaro. En 1934 hace el primer dúplex entre Nueva York y Buenos Aires por Radio Splendid y la NBC. Canta allá a capella y acá tocan los guitarristas y la mezcla sale por una tercera radio. Otra innovación de Gardel, siempre atento a los cambios, a la radio, al cine.

P.: Cantó de todo.

F.P.: Canciones en francés, criollas, foxtrots. Al tango llega despacito. Es muy versátil, ha estudiado y tiene capacidad para cantar cualquier cosa. Era muy profesional, le gustaba divertirse pero hacía dos horas de gimnasia por día. Le gustaba comer, tenía tendencia a engordar, y quería mantener “la pinta de Carlos Gardel”.

P.: ¿Qué hay de sus amores secretos?

F.P.: Los que tuvo con Mona Maris nunca fueron admitidos, aunque a ella se le ha escapado que íntimamente era fogoso y bien macho. Otras fueron la actriz francesa Gaby Morlay, y madame Wakefield, que financió parte de sus películas. Se le atribuyen romances con Sofía Bozán y un montón de actrices. En cada lugar un amor, donde iba lo estaban esperando mujeres. La única novia oficial fue María Isabel del Valle que terminó mal por los pedidos de los hermanos. La preguntaron: ¿Está en contra del divorcio? No, contestó, estoy en contra del matrimonio.

P.: ¿Qué sigue vivo del mito Gardel?

F.P.: Mucho. Lo jóvenes no lo conocen pero lo tienen como un referente porque los rockeros son muy gardelianos. Sigue en el superlativo “es Gardel”. Es uno de los pocos apellidos que es un calificativo positivo. Para “ser Gardel” hay que cumplir condiciones de ser modelo de honestidad, merito comprobado y alta calidad.

P.: ¿Qué escribe ahora?

F.P.: “La universidad de la calle”, la historia de por qué se llaman así las calles, una especie de historia argentina a través de las calles. Qué tenemos y qué nos falta.

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