Actuación de Enrique Morente (cante). Con Manuel Parrilla (guitarra). (La Trastienda, 10 de diciembre).
Enrique Morente, granadino, 60 años aunque aparenta menos, es una de las leyendas vivientes del cante flamenco, el «Polaco» Goyeneche de esa música como lo califican algunos. Su virtud, como la de todos los grandes, ha sido partir de sus raíces y darse el gusto de jugar con ellas, pero desde el lugar de los que conocen y sienten profundamente las bases.
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Desde allí, puede cantar prácticamente solo, acompañado por una guitarra -como acaba de hacerlo en Buenos Aires-y hacerse cargo de casi todos los «palos» flamencos o compartir una propuesta con una banda de rock, con una orquesta de cámara, con músicos de tradición musulmana y hasta coquetear con el tango rioplatense. Morente puede interpretar a los clásicos en música y poesía o presentar sus propias composiciones, mostrar el desgarramiento tradicional, o virar hacia el pop. Y así lo demuestra una discografía enorme que abarca todas sus etapas y estilos, aunque en Argentina es prácticamente nulo lo que se ha publicado (lo último es un CD que apareció con el título de «Voz & alma del flamenco», originalmente de 1992).
Con todo ese bagaje, el enorme cantor se sentó en el escenario de La Trastienda, acompañado por el también muy talentoso guitarrista Manuel Parrilla, y dejó a todos con la boca abierta. Presentó el mismo espectáculo que había ofrecido hace muy poco en la Bienal de Flamenco de Sevilla. Dividió su actuación en dos partes bien definidas separadas por un intervalo.
En la primera fue el Morente tradicionalista, como para dejarle claro al público argentino, aunque había varios españoles en la sala, de dónde viene y cuáles son los fundamentos de su música; entonces, desfilaron seguidillas, tangos y malagueñas, piezas de Silverio y Chacón, poesías de Federico García Lorca y Rafael Alberti.
En la segunda, fue el Morente más moderno, el que ha gene-rado aplausos y algunos cuestionamientos de los conservadores, el de sus propias canciones --también sobre grandes poetas-, el del pop, el que no ha dejado pasar las nuevas experiencias sonoras, el que se ha adaptado a los tiempos sin perder jamás el rumbo.
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