“Quería hablar del peso de ser mujer. En la primera escena hay una telaraña con cinco mujeres y un hombre que se ríe de ellas. Es un espectáculo de acrobacia y circo que prioriza la belleza visual”, dice Mariana Sánchez, fundadora del Club de Trapecistas, una de las escuelas de artes del circo contemporáneo más importante de América Latina, que cumple 20 años.
Circo y acrobacia confluyen en poético espectáculo visual
El Club de Trapecistas, una de las escuelas de artes del circo contemporáneo más importante de América Latina, cumple 20 años y lo celebra con el reestreno de “Ceremonia, circo negro”, que combina circo contemporáneo con yoga.
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Para celebrarlo, se reestrenó “Ceremonia, circo negro”, que ahonda en la mujer, el tiempo, el destino, la vida y la muerte. Combina circo contemporáneo con yoga, en tanto se inaugura una exposición de fotografías con la historia del espacio. Las funciones son sábados y domingos en el Club de los Trapecistas, Ferrari 252. Conversamos con Mariana Sánchez.
Periodista: ¿Cómo lograron sostenerse durante 20 años como espacio de experimentación, formación y teatro circo?
Mariana Sánchez: Es una sinergia, hay momentos en que la sala sostiene la escuela y en otros, la escuela sostiene la sala. Hubo gran diferencia desde que fuimos habilitados y comenzamos a recibir susidios de Proteatro o el INT como sala, ahí pudimos hacer mejoras edilicias, obras caras de electricidad y puesta a punto. Son 3 patas, soy la directora de la escuela, programadora y directora de “Circo negro”; que cuando hace funciones convoca. Ahora la escuela es el pilar de sostén, más que la sala, porque la ganancia sin apoyo del Gobierno se diluye cuando se rompe un tacho. Toda la ganancia de tres meses se va en arreglos. Es un trabajo artesanal, a pulmón, y para para que funcione es un trabajo en cooperativa en el sentido que trabajamos de modo comunitario. Los profes vienen a hacer sesiones de fotos, reparación de elementos, no es proyecto individual, ahí esta la fuerza.
P.: ¿Por qué concebiste una obra sobre el universo femenino? ¿Qué temas aborda?
M.S.: Tiene una historia de fondo. Los primeros 15 años de compañía trabajamos con Teresa Ciarla, una cantante lirica que siempre cantaba, hacía técnica, reparaba vestuarios, y murió. Era un pilar fundamental y desde que partió nunca más hice “Circo negro”, cerré la puerta. Pasó la pandemia, mi hija mayor que es acróbata me marcó qué injusto que cuando ella ya estaba preparada para hacer un espectáculo yo no montaba nada. Entonces repuse una obra donde quería hablar sobre la muerte, la mujer, en torno a Tere, que no logró tener hijos ni pareja y estuvo en el borde para terminar cayendo. Mujeres que no logran desplegar su plenitud desde lo femenino. Busqué mostrar la fuerza de lo femenino en el conjunto y además reponemos otros números. Esta ceremonia es como un cierre, salen los hombres que estuvieron como mi ex pareja o Adrián, que nos hacía la gráfica y también murió, y quedamos todas mujeres, viene un cambio de paradigma.
P.: ¿Seguís la línea de tus trabajos anteriores?
M.S.: Sí, como fue Circo negro, con luz negra, telón blanco, cuerpos y siluetas, mucha fuerza visual y potencia desde la imagen y lo sensorial. Monté todas las obras con mis hijas muy pequeñas rondado siempre por ahí, así que los shows nunca tuvieron una densidad de miedo, incomodidad, siempre hubo alegría, empatía, liviandad, tiene que ver con algo personal, mis hijas miraban y quería que les guste, las tenía que incluir. Cuando eran chiquitas me formé como maestra Waldorf que tiene algo de la importancia de la imagen en el imaginario de las etapas evolutivas, eso trazó un rumbo.
P.: ¿Qué podés decir de la inauguración de la galería fotográfica?
M.S.: Esta obra, contra todo pronóstico retorna, entonces acompaña una retrospectiva de cómo encontramos el lugar después de diez años y ahora, es la misma imagen al principio, con diez años y ahora con veinte, hubo una puesta en valor de todo este recorrido, muy a pulmón y artesanal, con gente que quiere que exista el espacio. Todos colaboran, maestras, público, sienten este lugar como un santuario que les pertenece, como un refugio al que podés volver, como club de barrio, familias que se acompañan y ven crecer a sus hijos, gente que vio la obra de chica y vuelve. Este es un proyecto artístico cultural, las decisiones tienen esa prioridad, sino lo alquilaría para sesiones de comerciales.
P.: ¿Qué otros rasgos particulares tiene el espacio?
M.S.: Tomamos el entrenamiento como medicina, como parte de la salud, el que tiene ganas puede venir a hacer acrobacia, tener su muestra de fin de año, es un espacio para la expresión personal, esa parte es medicinal y se va a necesitar cada vez más. En pandemia armé la escuela online vía zoom, como sostén, y los alumnos se encontraban para después quedarse charlando. Somos un espacio de resistencia, con la política de acompañar, el que no puede pagar, se lo espera, esta es una sociedad injusta y nadie merece no tener. Debería haber arte para todos, quizá lo nuestro sea desde un lugar más invisible, no hacemos trabajo social como la gente que da clases en la villa, lo hacemos con el circo como herramienta de transformación.
P.: ¿Qué lugar tiene el circo en la cultura?
M.S.: Está ganando mucho espacio, como las artes combinadas, en muchos espectáculos además se ve circo, es difícil la frontera. Estamos peleando por la ley nacional de circo, que pasó la primera instancia , y como colectivo nos organizamos para pedir Procirco, como hay Proteatro, en algún momento volveremos a tener un país potable. Pero va tomando su lugar con paso firme, hace 10 o 15 años hablabas de tela o trapecio y no se conocía, hoy todos conocen.
P.: ¿Cómo está la convocatoria de público en esta coyuntura?
M.S.: Está difícil la venta, se nota que la gente cambió los dólares que tenía guardados y no se sabe lo que viene, estas son de las primeras cosas que se tachan. La primera temporada la surfeamos mejor, antes te sentabas y la gente venía, ahora hay que mover y publicar, y son precios accesibles de máximo 9000 pesos con entradas solidarias más baratas. Haremos volanteo y sino a la gorra, queremos la sala llena. La gente viene del parque con su mate el perro.
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