22 de julio 2005 - 00:00

El cine argentino tras las sombras de Fellini

Marcos Carnevale: «Me carteé durante varios años conFellini, y hoy pude darme el gusto de homenajear esa escenade ‘La dolce vita’, que justo tuve que filmar el día quemurió el Papa».
Marcos Carnevale: «Me carteé durante varios años con Fellini, y hoy pude darme el gusto de homenajear esa escena de ‘La dolce vita’, que justo tuve que filmar el día que murió el Papa».
Hace nueve años que Marcos Carnevale debutó como realizador, y ya va por la tercera película. En ella hasta se da el gusto de dirigir a dos glorias, homenajear a un grande (nada menos que Federico Fellini, con quien se escribió durante años), y prescindir del crédito del INCAA. «Mis productores no lo consideraron necesario», dice. La película se llama «Elsa & Fred» (una variación sobre el «Ginger y Fred» felliniano), y es una historia de amores invernales protagonizada por China Zorrilla, el español Manuel Alexandre y Federico Luppi. Dialogamos con el realizador.

Periodista
: ¿Le costó mucho este rodaje? Se lo va algo más flaco que cuando empezó.

Marcos Carnevale: En fin, mucho trabajo. Además del cine que hago -de ficción y publicitario-, también hice libretos para seis tiras televisivas (incluyendo «Padre Coraje»), una película ajena, y un espectáculo de Sandro, «La profecía».Ahí aporté sketchs, poemas, y textos para Rita Cortese, Matías Santoianni, y el propio Sandro. Ese fue un buen desafío, porque debía escribir en sintonía con la formade pensar y de hablar de Sandro.


P.:
¿Cómo hace?

M.C.: Me sale naturalmente, soy medio simbiótico. Lo mismo me pasó en mi nueva película, «Elsa & Fred». Escribí para China Zorrilla teniendo siempre presentes sus tonos, su forma de construir las frases. Como sabrá, se trata de una comedia romántica ambientada en Madrid, donde ella tiene un romance con un viudo, así que debí ponerme también en el lugar de la hija del viudo. ¡»Esa argentina lagartona»!, dice.


P.:
¿Qué significa « lagartona»?

M.C.: Diríamos aprovechadora, vividora. Pero ella es otra cosa. Ocurre que los españoles se asombran, y se intimidan un poco, ante los argentinos. Nos ven como confianzudos, invasores, jactanciosos, exagerados. Creo que ese choque de idiosincrasias quedó bien en la película, porque Alfredo, el viudo español, va a cambiar gracias a Elsa. Con ella aprende a disfrutar, le pierde el miedo a la muerte. No será una pasión, pero viven un amor de gente mayor. Y tanto China como Manuel Alexandre estuvieron siempre animosos: los he tenido listos hasta cuando hubo que trabajar a las cinco de la mañana.Y atención, que en la película Alexandre dice tener 77 años, parece de 77, pero en realidad tiene 87.


P.:
Y según dicen usted los metió a los dos en el agua fría de la Fontana de Trevi, imitando una escena de «La dolce vita».

M.C.: Se templó especialmente.


P.:
¿Cómo fue filmar en la misma fuente de «La dolce vita»?

M.C.: En «Elsa & Fred», ella sueña con revivir la famosa escena de Anita Ekberg y Marcello Mastroianni. Ese será el gran regalo que Alfredo va a hacerle. Y que yo me hago. Con el director de fotografía Juan Carlos Gómez, fanático de Fellini como yo, llevamos fotos de cada toma, localizamos dónde estaba puesta la cámara, partiendo desde la escena del gatito en el callejón vecino, y así ubicamos a los actores, y pudimos reproducir todo plano por plano. Para mí era como estar en un templo. Lo único que me permití, fue agregarle un plano general para dar mejor idea de lo que es esa fuente. Claro, Fellini no lo hizo porque él vivía a la vuelta, la veía todos los días. Nosotros en cambio éramos como turistas, o como peregrinos.


P.:
A propósito, les tocó filmar justo cuando murió el Papa.

M.C.: El día anterior. Pero nosotros habíamos gestionado los permisos dos meses antes. Así que debimos trabajar cuando toda la ciudad empezaba a ser invadida, y con un continuo escudo policial en el aire. Pero no hubo problemas. Los de la alcaldía se ocuparon del agua templada, y de las luces, porque el acuerdo era que nosotros no podíamos poner luces, ni tampoco trípodes en la explanada.


P.:
¿Pero, sin trípodes, cómo iban a salir parecidas las tomas?

M.C.: Debimos usar steadycam. Luego estabilizamos digitalmente cada fotograma, y de paso borramos los carteles de los negocios vecinos, porque los únicos que había en aquel entonces eran los de la farmacia y la heladería de la esquina. Así la ilusión es mayor. Igual, mis personajes son conscientes de estar bajando la fantasía a la realidad. Saben que ya no tienen la edad de Anita y Marcello, que es otra época, que el gatito será otro. Pero ése era el sueño. Entonces, si tenés un sueño, no pierdas tu tiempo.


P.:
Y ahora usted está viviendo el sueño de varios colegas suyos: no pone plata propia.

M.C.:Ah, es la primera vez que me relajé, sin sentir que estaba gastando mucha película, o que tenía la soga al cuello. Tengo buenos productores de España y Argentina, me distribuye una «major» norteamericana, es otra sensación. Lo único que no me animé, fue a hacer que China se pusiera el gatito en la cabeza como Anita Ekberg. De hecho, a Fellini mismo esa toma se le complicó bastante.


Entrevista de Paraná Sendrós

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