3 de abril 2024 - 16:20

El estafador Tom Ripley vuelve a reencarnar en Netflix

En una miniserie que se verá desde este jueves, Andrew Scott será el rostro del personaje creado por Patricia Highsmith, a quien han interpretado desde Alain Delon hasta Dennis Hopper, Matt Damon y John Malkovich.

Andrew Scott como Tom Ripley en la miniserie que se verá desde mañana en Netflix.

Andrew Scott como Tom Ripley en la miniserie que se verá desde mañana en Netflix.

¿Qué encanto tiene un estafador, mal amigo y criminal, para que todo el mundo simpatice con él? Ese es Tom Ripley, protagonista de la miniserie "Ripley" de Netflix, con Andrew Scott, que empieza este jueves. Ese mismo personaje lo han interpretado Alain Delon, Dennis Hopper, Matt Damon, John Malkovich, Barry Pepper, entre otros. Pero antes, mucho antes, fue atracción principal de cinco novelas que acaban de reeditarse en español, ahora reunidas en un solo volumen.

Su creadora se llamó Patricia Highsmith. Ingeniosa, talentosa, fecunda, pero nada hermosa ni sociable. Quizá por ello imaginó a Ripley, un joven lindo, encantador, elegante, hábil para todo. Especialmente para hacer sociales, despertar admiración, aprovecharse de los demás y salir indemne. Eso que al comienzo era un chico tímido.

Quizás al lector le suene el nombre de Patricia Highsmith. Sus novelas inspiraron al maestro Alfred Hitchcock (“Pacto siniestro”, también llamada “Extraños en un tren”, la de los asesinatos intercambiados), Todd Haynes (“Carol”, un secreto amor lésbico), Claude Miller (“La quiero con locura"), Hans Geissendorfer (“La celda de cristal” y “El diario de Edith”, esa de la mujer obsesiva con la limpieza), Claude Autant-Lara, Claude Chabrol, Michel Deville y otros buenos, y también al catalán Pere Sagristá, que adaptó los “Pequeños cuentos misóginos”, primero para monólogos teatrales, tipo “el cuento leído pero con sorpresa”, y luego para telefilm, con éxito en media Europa. Quizá él fue quien mejor contactó con el lado sarcástico de la autora.

Highsmith escribió “El talentoso señor Ripley” en 1954. Al otro año ya estaba haciendo la versión televisiva en el programa “Studio One” (dicho sea de paso, ahí brillaba Felicia Montealegre, la talentosa y tolerante mujer de Leonard Bernstein representada por Carey Mulligan en “Maestro”, otra película Netflix). Pero la consagración mundial de Ripley se la dieron dos demonios franceses: el sex-symbol del momento Alain Delon, y el director René Clement, que rodaron una versión todavía fascinante en la isla de Ischia, entonces en el tope de la moda para los más refinados. La versión se llamó “A pleno sol”, fue un éxito que llenó a la autora de dinero… y de odio, porque le habían cambiado el final.

Con el tiempo, otros actores se han probado el traje de Ripley. Difícil competir con la maléfica y sensual belleza de Alain Delon, que además tenía una percha impecable, pero algunos se animan, como Matt Damon en otra versión de “El talentoso señor Ripley"; Dennis Hopper y John Malkovich en sendas versiones de “El juego de Ripley”, rebautizadas como “El amigo americano” (el pícaro engaña a un enfermo para hacerle cometer un asesinato), Barry Pepper como “Ripley en peligro” (algo más que estafas en el mercado de arte) y ahora Andrew Scott, que viene de jugarse hondo en el melodrama “Todos somos extraños”.

Acá lo acompañan Johnny Flynn, Dakota Fanning, Maurizio Lombardi (el inspector de policía) y, en participación especial, “artistas invitados”, como habitualmente se dice. Adaptación, guión y dirección corren por cuenta de Steven Zaillian, reconocido coguionista de “La lista de Schindler” (por la que obtuvo un Oscar), “Hannibal”, “Pandillas de Nueva York”, “La chica del dragón tatuado”, “El irlandés” y otras piezas mayores. También mayor, el director de fotografía Robert Elswitt, que acá, para dar clima de época, se la juega en blanco y negro, algo que ya hizo exitosamente en “Buenas noches, buena suerte”, con George Clooney.

¿Será Scott el Ripley definitivo? Por lo pronto, el menos elegante ha sido Dennis Hopper en “El amigo americano”, de Wim Wenders, pero la película era notable (y el enfermo era Bruno Ganz, que se robaba todas las escenas).

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