31 de enero 2003 - 00:00

El tango con acento de Tokio

El tango con acento de Tokio
En medio de una familia de músicos de tango, Ryota Komatsu nació en Tokio hace 29 años: su padre era guitarrista y su madre pianista. Ya desde pequeño no fueron extraños para él títulos como «La trampera», «Otoño porteño», «Berretín», «Payadora», «Sur» o «Derecho viejo». Así, en esa mezcla de estilos, de autores y de épocas.

«Por eso, al principio» -dice Komatsu en charla con este diario-«yo no hacía ninguna diferencia de autores o estilos. En todo caso, porque así le sucede a muchos jóvenes en Japón, estaba más cerca de la música de Astor Piazzolla, pero me atraía igualmente todo lo demás».

Komatsu
, ya un importante intérprete de tango, que recorre con su orquesta no sólo Japón sino Corea y China, llegó una vez más a Buenos Aires, aunque en este caso para presentar su último disco, «Live in Tokio 2002» y para hacer tres presentaciones: la de anoche, como invitado de El Arranque, la de hoy en el Parque Centenario -donde compartirá el escenario con sus músicos, Raúl Garello, Rodolfo Mederos y la cantante Mimí Maura, y el de mañana, en el Club del Vino, en el marco del concierto de María Graña.

Periodista: ¿Y cuándo y cómo empezó a notar las diferencias entre autores y estilos?


Ryota Komatsu
: En esos primeros tiempos, lo único que podía hacer era imitar lo que escuchaba en los discos que llegaban a mis manos. Y le aseguro que no era nada sencillo. De modo que mi primer y muy importante maestro fueron los CD.

P.: Y de allí a tocar en Buenos Aires...


R.K.:
Esto de tocar en la cuna del tango me genera expectativas especiales. Pero a la vez me siento confiado, con seguridad. Por cierto, es bien distinto tocar aquí que hacerlo en Oriente. En Buenos Aires, sin duda, el público es más exigente, pero como contraparte está que la gente de aquí escucha al tango con cariño, no hay que explicarle de qué se trata, todo el mundo está acostumbrado a escuchar esta música.

•Conocimiento

P.:Aquí existe la creencia de que el público japonés es muy conocedor del tango. ¿Es verdad?

RK
: En Japón no hay una cultura de tango muy profunda. Eventualmente viaja algún músico argentino pero no está la costumbre de escuchar esta música y son escasísimos los que conocen algo; el público entonces no tiene muchas referencias. Hasta no hace mucho, en mi país se consideraba al tango dentro de las «social dances», de los bailes sociales. Y nadie podía imaginarse al tango sólo para escuchar. Evidentemente, Piazzolla le cambió el concepto a muchos en ese sentido, y fueron importantes las interpretaciones de obras de Piazzolla que hicieron, por ejemplo, Gidon Kremer o Yo-Yo Ma.

P.: ¿Usted prefiere hacer conciertos o tocar para que baile la gente?


R.K.:
Ambas cosas me interesan. El problema surge a veces con algunos bailarines profesionales, con quienes el diálogo artístico se hace difícil. En junio pasado estuvieron en Japón Mayoral y Elsa María, Juan Carlos Copes y Gloria y Eduardo y yo tuve la suerte de acompañarlos. Con ellos, como son grandes bailarines, me pasó lo contrario: sentía que la orquesta era guiada por ellos. El problema con los bailarines japoneses es que opinan sin saber demasiado.

P.: ¿Cuál es el público que lo sigue en Japón?


R.K.:
Los dos extremos: la gente mayor y los más jóvenes. La franja del medio, los que van entre 35 y 50 años son los que menos se interesan por esta música.

P.: ¿Dónde está la dificultad, para un artista japonés, en la ejecución del tango?


R.K.:
Cuando yo escucho tango, lo disfruto mucho y me suena todo muy sencillo; el problema surge al ejecutarlo. Creo que el mayor problema está en el ritmo y siempre es en lo que más dudo respecto si estará bien o mal lo que hago. Uno de mis maestros, Víctor Lavallén, siempre me marcaba la cuestión rítmica y al principio no lograba entender de qué me hablaba. En definitiva, lo más complicado está en lo más simple, en eso que a cualquier músico argentino le sale naturalmente.

P.: ¿Está componiendo su propia música o tiene pensado hacerlo?


R.K.:
Hasta ahora, como había tantos tangos hermosos a disposición, no sentí la necesidad de componer. Pero me está empezando a surgir esa necesidad de trabajar con mi propia música, quizá en colaboración con algún otro músico de mi país. Será, seguramente, un tango en estilo japonés.

P.: ¿Es complicado formarse en el bandoneón y en el tango en Japón?


R.K.:
Sí, por supuesto. No hay buenas escuelas ni maestros, salvo que algún músico argentino ande por allá. Yo he formado ahora mi propia escuela pero hay otro problema agregado, y es que no hay bandoneones ni es fácil conseguirlos en mi país. Ha ocurrido que muchos argentinos han llevado bandoneones a Japón y los han vendido allá, pero están en las casas de coleccionistas o de gente que simplemente los tiene de adorno. Y es una pena porque no están sonando instrumentos que están en perfectas condiciones para hacerlo. Y además, afinarlos es otra complicación porque no hay luthiers especializados en este instrumento; nos tenemos que arreglar con los afinadores de acordeones. En concreto, por ejemplo, yo tengo varios alumnos de bandoneón que no hay podido conseguir un instrumento y sólo pueden tocar cuando vienen a la clase.

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