1 de marzo 2004 - 00:00
"Este espectáculo muestra que tuve una hermosa vida"
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Periodista: ¿Esta es la historia de su vida?
Horacio Ferrer: Héctor Gio-vine armó el libreto encadenando fragmentos de poemas y tangos míos, de conciertos, operitas, oratorios y de diversos artículos y reportajes periodísticos. Así van apareciendo un Horacio de 20 años y un Horacio pre-veterano, el que soy hoy. Porque los veteranos son Cadícamo, Roberto Tálice, gente que ha muerto como de cien años. Y Tania, por supuesto, que fue mi gran amiga.
P.: En el musical «Discepolín y yo» no se la ve muy amigable, sino más bien como una mujer excesivamente ambiciosa.
H.F.: Por eso no fui a ver la obra.Y se lo dije a Betty Gambartes, no está bien lo que han hecho con ella porque no es verdad. Ella fue una compañera maravillosa para Discépolo ¡maravillosa!
P.: Volviendo a la obra ¿qué otros personajes aparecen?
H.F.: Aparecen mi mamá y mi esposa Lulú Michelli, y esos papeles están a cargo de la pianista y la flautista.Yo aparezco a través de Giovine opinando sobre esos seres fantásticos que fueron maestros para mí, como Gardel, Piazzolla o Troilo, que me enseñó a caminar la noche de Buenos Aires.
P.: En cierta forma usted contribuyó a popularizar la música de Piazzolla. ¿Cómo vivió el apoteósico estreno de «Balada para un loco»?
H.F.: Esa noche, yo iba caminando con Piazzolla hacia el Luna Park y de repente él me dice: «Mañana tenés que ir a una imprenta a encargar una tarjeta que diga Horacio Ferrer, poeta de 'Balada para un loco', te va a servir toda la vida». Y así fue, una noche impresionante. Después se hicieron mil versiones pero la de Amelita Baltar es la fundadora. Ella logró una gran comprensión y una desfachatez ideal, porque había que tener mucha soltura y un gran convencimiento romántico sobre la situación de esos dos personajes. Por suerte, siempre he tenido intérpretes de lujo, como Milva que estrenó en Japón «Tango querido» o como Aznavour con el que hice veinte canciones. Otro que también me mandó llamar para la misma época fue Domenico Modugno, cuando vino a Buenos Aires a hacer «Cyrano de Bergerac». En general, siempre me fue bien con todo lo que hice. Piense que desde que se estrenó la operita «María de Buenos Aires» en el '68, se ha dado en 70 ciudades de 25 países del mundo; es la obra argentina que más se ha dado en el mundo. La pidieron de Australia, Sudáfrica, Japón, Turquía, Israel, de todos los continentes.
P.: Como letrista de tango usted parece haberse tomado todos los permisos, desde incluir situaciones surrealistas hasta nombrar a conocidas figuras del espectáculo.
H.F.: Sí, y lo he hecho a riesgo de que no gusten mis temas. Pero en general han sido aceptados. Charly García me dijo una vez que cuando era niño y empezaba a crecer en la música sus faros fueron los Beatles y «María de Buenos Aires». ¿No es fantástico?
P.: Libertad Leblanc está muy orgullosa del poema que le dedicó en París, donde la define como una mezcla de Venus y Arlequín.
H.F.: Así es y también le escribí un poema a Amelia Bence en Punta del Este. Es una artista maravillosa, con esa llama sagrada que muy pocos tienen. A mí me gusta regalar flores y alhajas, pero lo mejor que puedo dar es un poema.
P.: También le escribió un tango a Woody Allen.
H.F.: ¡Es que lo admiro tanto! (Recita) «Woody Allen, quiero verte en Buenos Aires, ruso piola y atorrante de Manhattan, con tu cara de gilastro, y tu corazón en llamas»
P.: ¿Qué testimonio de vida ofrece «Volá, vení, volá»?
H.F.: Yo soy muy emotivo y creo que esa emoción mía está muy bien lograda por los cuatro intérpretes de la obra. No sé qué impresiones o ideas va a rescatar el público, pero sí puedo decir que lo que deja en claro este espectáculo es que tuve una hermosa vida.
Entrevista de Patricia Espinosa
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