25 de enero 2007 - 00:00

"Mi nombre es Tsotsi"

El violentoprotagonistade «Mi nombrees Tsotsi», filmde historiafuerte, cuyorealismo essuavizado poruna acasoexcesivaestilizaciónfotográfica yun inesperadoacto deredención.
El violento protagonista de «Mi nombre es Tsotsi», film de historia fuerte, cuyo realismo es suavizado por una acaso excesiva estilización fotográfica y un inesperado acto de redención.
«Mi nombre es Tsotsi» (Tsotsi, Sudáfrica-G.Bretaña, 2005, habl. en tsotsi e inglés). Dir.: G. Hood. Guión: G. Hood, J. Eser, H. Fudakowski. Int.: P. Chweneyagae, T. Pheto, K.N. Kosi, M. Magano, Z. Goobe, Zola, I. Roberts.

Según puede averiguarse, el tsotsi-taal es la jerga que se habla habitualmente en el Soweto y otras zonas pobres aledañas a Johannesburgo, una combinación de lenguas indígenas con toques de inglés y boer, relativa riqueza de vocabulario y clara pertenencia social. Tsotsi, se autodenomina específicamente la gente de color que hace ostentación de su forma de vida marginal. En otros tiempos, una traducción aproximada hubiera sido negro malandra, o malandrín. Hoy lo más cercano sería (con todo lo que tiene de despectivo o de provocativo, según quien lo diga) negro villero.

Eso es exactamente el personaje de esta historia, y así lo tiene asumido, en gesto, al parecer, desafiante. Un tipo joven, violento y mal entretenido, sin más familia que otros vagos peligrosos como él, ni más oficio que el delito agravado por la fuerza, ni más ley que su antojo. Aún así, algo le pesa la opinión de los demás, por ejemplo la de un lisiado agresivo instalado en el subte, un burlón reducidor, un infeliz que llegó a estudiar, pero no sabe callarse a tiempo frente a alguien más bruto y neurótico, o una vecina viuda, a cuyo esposo mataron camino al trabajo.

Ese joven tiene una amargura muy honda, que le viene de infancia. Pero también tendrá, inesperadamente, y al menos por unos días, un cambio muy fuerte, y una segunda oportunidad en la vida, cuando descubra que en el auto que acaba de robar también había un bebé de pocos meses. Cabe aclarar, esto no es «El pibe», «El cielito», ni «The Three Goodfathers», sino algo bastante fuerte, cuyo realismo solo es atenuado por la (excesiva) estilización fotográfica, y por el propio protagonista, que aunque ponga cara de malo deja ver que su personaje en el fondo es tierno. El asunto es llegar a ese fondo. En resumen, una historia bien llevada, con suspenso, tensión, belleza, y redención, que, aparte (y por algo será), el año pasado les robó el Oscar al mejor film extranjero a «Paradise Now», « Sophie Scholl», «Joyeux Noel», y «La bestia nel cuore». Autor de la novela original (que terminaba realmente mal) es el veterano Athol Fugard, el mismo de la comedia «El camino a la Meca» que hace China Zorrilla. Autor de la película es Gavin Hood, que ya había hecho otras cosas interesantes, en especial «A reasonable man» (un miembro de la Justicia procura entender por qué causas ancestrales un joven ha matado a un bebé), y una formidable miniserie polaca de aventuras infantiles en el Africa Colonial, «In desert and Wilderness» (según el título inglés de la novela de H. Sienkiewicz, en la que se basa), vista aquí en anterior edición del Festival Internacional.

P.S.

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