23 de julio 2002 - 00:00
Milewicz: "'Samy y yo' no es un film elitista"
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«Es que la película transmite la visión de un reprimido», sonríe el director «entrenado para autocensurarse. Con una belleza como Angie se podía hacer un festival, pero cuando pasa lo mejor... es justo la noche que él no recuerda, porque estaba borracho. Sólo así pudo aflojarse. Samy es porteño, monocromático, ella es caribeña, puro color brillante».
Periodista:Y la ciudad es linda y otoñal.
E.M.: Me gusta combinar belleza y verdad, porque la verdad no es sólo lo feo, y me gusta la Buenos Aires que conozco y camino, por eso puse mucho exterior, mucho urbano, callejero, nocturno, reconocible. El Botánico de la escena final es el que yo conozco. El bar de Palermo Viejo donde va el personaje... es un bar de Floresta.
P.: Una verdad cinematográfica.
P.: En «La vida según Muriel», usted tuvo como ayudante a Paula Hernández, que después hizo «Herencia».
E.M.: Tengo enorme afinidad con ella. Nunca se pone por encima de sus personajes.
P.: Usted tampoco, pero les toma el pelo. Y hace que uno diga ¡qué boludo es Samy!
E.M.: Pero es porque -lo confieso-yo también me siento muchas veces como un imbécil. Y en este caso había una tradición, ya que el germen era la comedia de amor entre los opuestos, cuando uno también dice qué boludo Cary Grant, que huye de Katharine Hepburn en «La adorable revoltosa». Después me fui complicando, debía terminar arriba, como manda toda comedia, y al mismo tiempo ser consecuente con la verdad. El problema del personaje es que no puede confiar en los demás, porque no puede confiar en sí mismo. Hay mucha gente como él. Quizás el país es como él, no pretendo generalizar. Por eso «Samy...» termina como termina. En el fondo es una película sobre las segundas oportunidades, algo que todos nos merecemos, pero esto lo descubrí después.
P.: ¿No estaba en el planteo inicial?
P.: ¿Y a usted el público le agradece?
P.: Pero no todas las críticas lo acompañaron.
E.M.: Esta no es una película de ghetto, ni elitista, ni te toman examen antes de entrar. Algunos nos calificaron de regular, o fallida pero la mayoría nos recibió bien, y exageradamente bien. Igual el público. Ahora, eso de «Woody Allen devaluado» que escribieron por ahí, la verdad que no lo entiendo, porque nunca pensamos imitarlo. Tampoco lo entendería la gente, porque además mucha gente ni conoce el humor de Woody Allen. En todo caso, yo recordaría mejor al oficinista de «Piso de soltero», de Billy Wilder, y a tantos porteños, porque lo que define a Samy es Buenos Aires.
P.: Hablando de Samy, ¿le ensancharon la nariz a Darín?
E.M.: ¿La nariz? Ya varios me lo preguntaron, porque él siempre fotografía bien, y es muy apuesto. No le hicimos nada, ni un toque de maquillaje. Es él, que se pone esos anteojos.
P.: ¿Se viene otra comedia?
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