Es inevitable que la sensibilidad se habitúe, y más con el paso del tiempo, a leer noticias de guerras, hambrunas, matanzas y otras de las tantas calamidades que azotan al género humano desde siempre, con una toma de distancia que, si bien no es de indiferencia, al menos es de triste resignación. Nada puede hacer ese lector por evitar un bombardeo, una epidemia, o la locura de un psicópata que dispara en una escuela o un supermercado a miles de kilómetros de distancia.
Orquesta del Mar: la esperanza de la música después de la tragedia
En la Scala de Milán debutó el lunes un organismo sinfónico cuyos instrumentos fueron construidos con restos de barcazas en que naufragaron inmigrantes ilegales. Esos violines, violas y chelos son obra, además, de luthiers presos.
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Sin embargo, a veces hay informaciones que no sólo sensibilizan especialmente, sino que ponen el acento en la catástrofe que, quizá, ni siquiera se dimensionó en toda su extensión. El pasado lunes, el Teatro Alla Scala de Milán realizó un concierto que no fue un concierto más. Fue el debut de la llamada Orchestra del Mare.
La Orquesta del Mar es un flamante organismo sinfónico cuyos instrumentos de madera y cuerdas (violines, violas, chelos) fueron construidos con los restos de 60 barcazas con las que los emigrantes ilegales cruzaron el Mediterráneo para llegar a Europa desde África: en ningún caso lo lograron, ya que esos restos fueros rescatados del mar.. Pero esta orquesta tiene, además, otra particularidad: esos instrumentos fueron construidos, en su totalidad, en el taller de luthiería de cuatro cárceles italianas, la Prisión de la Ópera (Milán), Monza y Rebibbia (Roma) y Secondigliano (Nápoles). Las barcazas habían quedado abandonadas en el muelle de Favarolo, en Lampedusa, el puerto que eligen los ilegales para ingresar en Italia.
La función fue realizada anteanoche a teatro lleno, y la recaudación fue destinada a apoyar el proyecto Metamorfosis, realizado en colaboración con la asociación Intesa Sanpaolo, que ha permitido la creación de la orquesta, que también colabora con la financiación de los talleres de las cárceles en los que además se fabrican objetos de carácter sagrado, como rosarios, con la madera de las barcas.
El presidente de la Fondazione Casa dello Spirito e delle Arti, Arnoldo Mosca Mondadori, dijo en declaraciones al diario La Repubblica, que la Orquesta del Mar "pretende transformar en armonía y esperanza lo que se considera 'desecho': barcos destinados al desguace, emigrantes que huyen del hambre y la guerra, y presos que transforman la madera en instrumentos". “Los músicos”, agregó “utilizarán dos violas, dos violonchelos, ocho violines y un contrabajo”.
Músicos de fama como los violonchelistas Mario Brunello (que fue también el director artístico de la función) y Giovanni Sollima, junto con el violinista francés Gilles Apap y músicos de la Accademia dell'Annunciata dirigidos por Riccardo Doni, tuvieron a cargo el concierto, en el que se interpretaron el Concierto de Brandemburgo n.º 3 en sol mayor, de Johann Sebastian Bach; el Concierto en fa menor Op.8 “Invierno”, de Antonio Vivaldi (de Las Cuatro Estaciones); “El canto de la madera”, de Nicola Piovani, y, entre otras obras más, el Preludio y Allegro al estilo de Pugnani, de Fritz. La función se complementó con la presentación unipersonal del artista plástico Mimmo Paladino, que mostró su instalación “I Dormienti” (Los durmientes), sobre los emigrantes náufragos. El escritor y periodista Paolo Rumiz inauguró la noche leyendo su texto “La memoria de la madera”, escrito para la ocasión.
Los presos, constructores de los instrumentos, pudieron seguir en vivo el desarrollo del concierto via streaming en las cárceles ya mencionadas, y algunas de las instituciones que participaron de la creación de la Orchestra del Mare, como la Agenzia delle Accise, Aduanas y Monopolios, el Departamento de Administración Penitenciaria y la Fundación Casa dello Spirito e delle Arti. En 2022 se firmó el protocolo para crear una red de talleres de luthería y carpintería en los centros penitenciarios.
"Cuando las últimas notas del concierto resonaron en el teatro, me quedé con una profunda sensación de esperanza. La actuación de la Orchestra del Mare no fue sólo un acontecimiento musical; fue un testimonio de la resistencia del espíritu humano y del poder del arte para transformar e inspirar", dijo Mosca Mondadori. "Y mientras sigan actuando en otras salas europeas, no me cabe duda de que su mensaje de esperanza y unidad seguirá resonando en el público de todo el mundo".
El diario italiano La Stampa, refiriéndose a los orígenes de esta orquesta que debutó mundialmente el pasado lunes, publicó: “Su historia comenzó hace al menos dieciséis años. ‘En 2008, fui con voluntarios de la parroquia a ayudar a los inmigrantes que llegaban en barcaza’, cuenta Francesco Tuccio, carpintero que siempre ha trabajado en la isla siciliana, ‘a partir de esa experiencia sentí la necesidad de gritar y comunicar al mundo el sufrimiento que estaba viendo. Empecé a recoger madera recuperada del mar, madera impregnada de sufrimiento y nostalgia, y a reutilizarla para construir cruces. Como católico, quería dar una señal de bienvenida y esperanza’. Tuccio conoce bien los tablones que acaban en las playas de Lampedusa: están los duros de la quilla y los más blandos de la parte superior de los barcos, los pintados de rojo, blanco, azul y verde, y los tan blancos y lisos que parecen huesos. ‘Son maderas maltratadas, hay que trabajarlas con moderación -continúa el carpintero-. Las de color sólo las limpio e intento devolverles la vida, así siento que se la devuelvo a los que murieron y acabaron en el fondo del mar’".
“El violín del mar”, para el que Nicola Piovani (el músico que trabajó con Federico Fellini tras la muerte de Nino Rota) compuso la pieza "El canto de la madera", fue tocado tiempo atrás ante el Papa Francisco por Carlo Maria Parazzoli, primer violín de la Academia de Santa Cecilia.
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