6 de enero 2005 - 00:00

Secuela no mejora comedia ya floja

«El diario de la princesa 2» (The princess diaries: Royal engagement, EE.UU., 2004, dobl. al español).Dir.: G. Marshall. Guión: S. Rhimes. Int.: J. Andrews, A. Hathaway, H. Elizondo, Ch. Pine, A. Jacoby.

Julie Andrews y Anne Hathaway en una escena de «El diario de la princesa 2», comedia romántica para jovencitas que, entre otras cosas, desaprovecha a su buen elenco.
Julie Andrews y Anne Hathaway en una escena de «El diario de la princesa 2», comedia romántica para jovencitas que, entre otras cosas, desaprovecha a su buen elenco.
En esta floja secuela de la ya floja c omedia para adolescentes (mujeres) cuyo mayor mérito fue recuperar para el cine a Julie Andrews, la joven plebeya convertida en princesa en el original se dispone a ponerse la corona del pequeño reino de Genovia. Pero, las cosas se complican.

Si en la primera parte, la abuela y reina ahora abdicante (Andrews) tuvo ingentes dificultades para hacer de su torpe nieta (Anne Hathaway) una princesa presentable, acá los enredos son causados por un noble ambicioso que quiere el puesto para su sobrino y una antigua ley del reino según la cual toda mujer que aspire al trono primero debe casarse. Abuela y nieta tienen apenas un mes para encontrar un marido entre los jóvenes aristócratas europeos. Aunque al principio la princesa acepta una boda arreglada con un pusilánime cargado de títulos, su corazón le juega una mala pasada al enamorarse del hombre menos indicado, con el consiguiente escándalo y el peligro de no poder entregarlo todo por su amada Genovia. Vale decir que ahora estamos frente a una comedia romántica con todas las letras, siempre para jovencitas desde luego, aunque también la abuela tiene un amor oculto.

El director Garry Marshall, el mismo del original y también el mismo que lanzó la carrera de Julia Roberts con «Mujer bonita», dispone ahora de un argumento con ligeros visos de realidad, ya que evidentemente se inspira en modelos cercanos (Anne Hathaway hasta tiene un cierto parecido con Letizia Ortiz, princesa de Asturias) y apuntes sobre las exigencias y trampas del poder, el acoso mediático y la discriminación de las mujeres, entre otras cosas. Pero, así y todo, no mejora demasiado lo hecho en la primera parte. Como en aquélla, los mejores chistes están tomados de clásicos del género (hoy un tanto demodés, la verdad sea dicha) y lo que es peor, tanto la guionista como Marshall vuelven a desaprovechar las posibilidades del buen elenco.

Pero hay algo peor, al menos para los adultos que deban acompañar al cine a sus hijas: la versión doblada en un mexicano furioso, que ni siquiera respeta la única canción que interpreta Julie Andrews. Una pena, ya que la actriz volvió a cantar por primera vez en esta saga desde que una operación de sus cuerdas vocales casi la priva definitivamente de esa posibilidad.

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