25 de enero 2005 - 00:00
Verano a todo show en Punta del Este
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La que no pudo escapar fue Luciana Salazar, que multiplicó sus guardaespaldas tras el exitoso desfile de Roberto Giordano, donde, según denunció, hombres del público la habían «manoseado». Sin embargo, se la vio paciente ante un impensado público pre-puber, femenino y masculino, que le pedía autógrafos.
El show de Torres no salió de lo habitual, con alternancia entre sus hits («Color Esperanza», «Déjame estar», «Tratar de estar mejor», etc.) y extensos monólogos donde el cantante se luce como showman. Sin embargo, lo mejor estuvo, como siempre, en su espontaneidad, con sketchs ocurrentes que excedían el libreto, lo que se advertía al oír las carcajadas de sus asistentes desde el backstage. Como siempre también, el cantante le dio el lugar que se merece a su excelente banda, en especial el conjunto de cuerdas y violines, el percusionista y los vientos a cargo del director musical del show. Pero el broche de oro volvió a ser Miguelius, un hombre que genera sonidos asombrosos con sus cuerdas vocales, similares a los de la música electrónica. No por nada se lo anunció como el señor «multitráquea». Para cerrar, sorprendió Torres con el tango «Nostalgias» .
El maratón musical se reanudó el sábado a la tarde con el show gratuito que brindó Vicentico ante unas 5000 personas en el parador de una compañía de teléfonos celulares. Este tipo de acciones publicitarias se afianzaron este verano y son legión las marcas que sponsorean paradores playeros, festivales de rock, recitales, torneos deportivos, etc. La mayor novedad la proveen los canales de cable generando programas a la medida de las marcas, donde se muestra la «movida» del verano en los principales puntos turísticos y a modelos consumiendo las marcas en cuestión.
Vicentico combinó temas de su último disco «Los rayos» y viejos clásicos de «Los Fabulosos Cadillacs», pero no varió demasiado la rutina del show que había ofrecido en diciembre en el Luna Park. Lo que sí se alteró fue la postal de esa pintoresca playa de La barra, deslucida por la cantidad de basura que dejó la multitud.
Finalmente, el sábado a la noche ofrecieron su segunda gala en el Ballroom del Conrad Julio Bocca y Elenora Cassano, con un programa ideado a medida del público que había pagado entre 30 y 50 dólares para verlos bailar. La audiencia del ballet también resultó heterogénea en edades, aunque con claro predominio de parejas maduras. A ellos estuvo dedicada la segunda parte del programa, con temas musicales de Frank Sinatra como «Softly», «Strangers» o «My way», que componían la coreografía «Nine Sinatra Songs».
En la primera parte los bailarines cautivaron a la platea con un bello «pas de deux» de «El lago de los cisnes», y en «The River» se lució la Compañía Ballet Argentino que dirige Bocca, en especial los cada vez más ascendentes Ceclia Figaredo y Hernán Piquín.
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