22 de agosto 2025 - 09:00

Lo que se dice en las mesas: el dólar después de octubre, los nuevos "rulos" con las tasas, mientras todos toman el "Ozempic" del Banco Central

El mercado se concentra en tasas, dólar y pass-through, mientras el Gobierno endurece la política monetaria rumbo a las elecciones legislativas. En las mesas juegan o se guardan. Se descuentan cambios después de octubre.

El mercado está atento a las elecciones, las tasas de interés, el dólar, y la inflación.

El mercado está atento a las elecciones, las tasas de interés, el dólar, y la inflación.

Depositphotos

A pesar de todo, no preocupa tanto el tema fiscal, la cabeza de la gente del mercado está en la tasa, el dólar, y el “pass through”. Ya habrá tiempo para evaluar cómo termina la batalla de los vetos y su impacto fiscal. Pero hoy, en las mesas de operaciones, están más movilizados por el devenir de las tasas de interés -en medio de las idas y vueltas de banqueros por Reconquista 266- y si se estabiliza, un poco, el avispero financiero y cambiario.

Tras el incesante desfile de hombres de la banca, el Banco Central (BCRA) esclareció parte de las últimas medidas sobre los encajes, pero igual quedó un clima de tensión. Por lo escuchado en un nutrido contrapunto entre mesadineristas el panorama local se parece más a la actitud que toman los inversores y gestores en Wall Street o Londres semanas antes de las fiestas de fin de año, cuando todos cierran posiciones y se van a pasar las celebraciones y no operan nada hasta la vuelta.

Acá parece lo mismo, pero el hito no es ni Navidad ni Año Nuevo, sino las elecciones legislativas. Es como si nadie quisiera hacer nada más y esperar hasta después de octubre y ver qué pasa. Claro que, no faltan amantes del riesgo que no quieren desaprovechar los rendimientos de las tasas y así ingenian todo tipo de rulo sacando enorme provecho.

Picardías y "rulos" con las tasas de interés

Se vienen comentando innumerables maniobras bajo el imperio de las elevadas tasas en pesos, el indomable dólar que sigue maniatado por el equipo económico por debajo del techo de la banda, y la confusa política monetaria. Pero no todos fueron artilugios privados, hubo también, al parecer, picardías oficiales. Un viejo “colero” señalaba a un grupo de pares el tremendo récord del volumen operado “t+1” en LECAP y BONCAP de más de $1,6 billones diarios superando el máximo de mediados de julio de $1,3 billones, con un claro protagonista: la “S10N5”. Se trata de una Letra del Tesoro capitalizable en pesos (LECAP) que concentró el 43% del volumen total negociado. Por lo visto en la última rueda, tras un pleno “sell off” en la curva de pesos antes de mediodía y luego del cierre del mercado de futuros, aparecieron las órdenes de compra con fuertes montos en papeles marginales de la curva, como la “S10N5”. Este movimiento no pasó inadvertido y las sospechas sobre el accionar oficial fueron evidentes. Para algunos la recompra de deuda era una señal positiva, para otros respondió a “marcar” un piso.

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Otro colega explicaba cómo un compañero de la mesa hacía un rulo interesante: usaba el descubierto para colocar caución al 40% luego del mediodía y después de las 16 recompra al 10%. Otra que “Plata dulce”. El viejo “colero” reconocía que, pese al dramatismo de la coyuntura, por lo menos, habían vuelto los días felices y divertidos, sobre todo para los operadores de Repo, cuyas pantallas parecían obra de Tim Burton: tasas de 0% para colocar; uno que otro operador coloca a un mes, un plazo poco habitual, al 27%; y otro pone al 60% en papeles donde se aparece el BCRA, por lo que lo tapa dado que está operado unos 200 puntos básicos.

Ante el desconcierto de sus colegas pasó a explicar que lo que ocurre es: que el BCRA pone Pases activos a 200 puntos del promedio diario operado en la Repo, o sea, casi 66% y cuando sobran pesos al cierre, lo que pega en la caución, no se toman muchos pesos a esas tasas, aunque queda la opción de la ventanilla de liquidez. Por eso no se entiende como hubo entidades que tomaron pesos del BCRA a casi 68% cuando había una enorme masa de pesos ofrecidos a 5% y hasta 10%.

Para los más avezados, fueron bancos huérfanos de líneas. Ni que hablar del Armagedón que se armó con la integración de encajes diarios, en vez de saldos promedios. Explicaba el jefe de la mesa de un banco internacional que, con este cambio, las entidades cierran la caja temprano y no toman un peso más porque no pueden colocarlos y si no les queda al 0% en el BCRA. Así, todo el mercado financiero queda del mismo lado de las pantallas procurando estacionar esos pesos en alguna alternativa.

Por eso la caución tuvo un derrumbe. Como ilustró una mujer del mercado: sobran pesos, suben los encajes, las tasas no aflojan, pero el dólar y la inflación, por el momento, juegan juntos, o sea, es un equilibrio tan frágil como el mediocampo de Boca, pero suficiente para ganar después de 12 partidos.

Ahora bien, algunos albergan esperanzas de que setiembre sea un mes bisagra, pero mientras tanto, la política monetaria seguirá en modo “Ozempic financiero” a dieta estricta: baja la inflación rápido, pero la actividad queda con efecto rebote. Resumió la dama del mercado: llegó la hora de apechugar, ajustar cinturones y brindar, pero las burbujas serán de soda en vez de champagne.

El Gobierno y las elecciones

Todo esto a sabiendas de que, según confesó Don Daza, no hay Plan B, y que el Plan A es ganar elecciones, primero Buenos Aires y después las nacionales. El binomio Caputo-Bausili fue claro, la política monetaria en este periodo electoral es no permitir que haya un peso extra en la calle, o sea, el plan para ganar elecciones es frenar la inflación a cualquier costo, aunque eso implique actividad económica en pausa y bancos transpirando. Recurriendo al famoso y controvertido medicamento -para adelgazar- caracterizó a la política monetaria (encajes altos, liquidez contenida y bancos sufriendo efecto rebote) como “Ozempic financiero”: te saca las ganas de gastar, bajás rápido de peso (inflacionario), pero cuidado los efectos colaterales no suelen aparecer en el prospecto.

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Bajo el manto de neblina de las tasas, la política también se coló, aunque cada vez más, se observa cansancio y desinterés de parte del mundillo financiero. Lo que escuchan de parte de sus asesores políticos es que hoy el panorama político tiene un corto plazo, vinculado con lo que pasa en el Congreso, un mediano plazo, en los resultados de las elecciones provinciales de Buenos Aires y de Corrientes, y el largo plazo, el 26 de octubre. O sea, el largo plazo, son dos meses vistas.

Algún que otro debate surgió en zoom y “conference call”, donde la clave de las elecciones de setiembre será quién se percibe “ganador”. En cualquier escenario, salvo una catástrofe oficial, La Libertad Avanza sale airosa y triunfadora. Porque, incluso si pierde en Buenos Aires, eso generará entusiasmo para octubre entre su núcleo duro y anexos, mientras que el PJ perderá apoyo electoral de parte de los intendentes bonaerenses que ya habrán logrado su cometido en setiembre. Es decir, sea cual sea el resultado bonaerense, LLA gana apoyo electoral para octubre y el PJ pierde.

El objetivo oficial es tener la mayor cantidad de “manos” (levantadas) posibles en el Congreso, para poder imponer sus ideas en leyes y reformas. Por eso, las listas violetas están más integradas por gente por compromiso que por idoneidad. El espejo es Néstor 2005 y Macri 2017, conseguir más de 63 diputados, para ello deben sacar más de 40% de los votos. Ya la gente está medio cansada de encuestas y especulaciones, y menos mal que no hubo PASO.

Los politólogos y encuestadores sopesan cuánto influirá un bajo nivel de inflación y cuánto un bajo nivel de actividad y de empleo. Por lo pronto, reconocían en un bunker financiero, que está por lanzar una fintech, que pese a la desaceleración inflacionaria los ingresos familiares, sobre todo de lo que queda de la clase media, siguen sufriendo el cierre de cada mes. Los de la cúspide ni se inmutan, los de la base de la pirámide sobreviven con la actualización de la AUH y otros planes, pero el jamón del sándwich no tiene respiro y por eso sufre el consumo. Sí detectaron una importante recuperación de los ingresos reales de los trabajadores informales.

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Pero en noviembre empezaría otro partido. La duda que reina en las mesas es si el oficialismo gana, o le va bien en las elecciones legislativas, con eso la alcanzará para recalibrar el tipo de cambio sin desatar una crisis como la del 2018. Porque se considera que, si no se corrige, el 2027 le queda muy lejos al gobierno. Es que el modelo de “carry trade” precisa para sobrevivir que la tasa le gane al tipo de cambio, y no se puede salir corrigiendo. El tipo de cambio real actual es bajo, más allá del superávit fiscal. Sí o sí se necesita que el riesgo país baje para que el Gobierno pueda acceder a los mercados de capitales y refinanciar los vencimientos, porque reservas no habrá suficientes, por eso el BCRA deberá empezar a comprar para apuntalar la baja del riesgo. El tema es si la política permitirá recalibrar después de octubre.

Sigue la pelea por las tasas

Sobre el cierre de las operaciones y ya con algunas señales desde el Congreso un grupo de financistas compartieron una charla reservada con uno de los consultores estrellas del mercado. Del encuentro se llevaron algunos mensajes: no está para nada clara la política monetaria y menos la cambiaria, ya nadie mira el agregado “M2 privado transaccional” que fijó el propio equipo económico, sino más bien la cantidad total de pesos, o sea, la famosa “Base Monetaria Amplia”. La confusión surge porque no está claro el criterio por el cual el equipo económico permite re-monetizar vía un “rollover” menor al 100%, es decir, cuándo considera que es demanda genuina de dinero. Para el consultor, todo indicaría que Caputo-Bausili miran el dólar.

Por eso afirmó que esta política monetaria, tan discrecional, no puede extenderse por mucho tiempo, y todos descuentan luego de octubre cambios en el guion. Hoy los indicadores dan cuenta del freno de la actividad quedando por debajo de fines del año pasado. Como no hay respiro, la próxima semana parece que el Tesoro debe afrontar vencimientos por casi $14 billones, de los cuales más de $9 billones los tienen bancos e inversores. Por eso nadie descarta un nuevo round de los encajes y algunos cambios normativos para bajar la volatilidad de las tasas, sobre todo la caución.

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A la hora de las pistas, hubo cierto consenso en que con una tasa TAMAR de más del 50% vuelven a lucir atractivos los bonos Duales. La acumulación de reservas de BCRA también fue foco de atención, y un especialista distinguió entre las reservas precautorias, que se obtienen vía emisión de deuda externa y las reservas que se obtienen de la intervención gracias al superávit comercial o inversión extranjera directa o desdolarización de portafolios y son esterilizadas con deuda en moneda local. Precisamente, explicó, estas últimas reservas son las que mejoran la posición externa neta del sector público y reducen el riesgo soberano. Algo para que el equipo económico piense.

El que siempre aparece anotado para alguna piña es el ministro Sturzenegger. Todos le cuentan las costillas y recuerdan cada tanto su paso por la gestión de Cambiemos. En momentos en que el “pass through” vuelve a escena, un dúo de economistas ortodoxos desempolvó un estudio que señala que el enfoque de Federico sobre el tema fue muy optimista y poco realista, especialmente en el contexto argentino 2015, lo que contribuyó a una estrategia económica inadecuada que terminó fracasando. Por eso, advertía el dúo, que varias veces se festejó la ausencia del “pass-through” pero luego emerge como el Ave Fénix.

Sin embargo, destacaron que hay factores estructurales que explican cierto traslado a precios de una depreciación del peso y que hoy están presentes como la historia de alta inflación y de recurrentes crisis de deuda. Pero hay también otros factores como la consistencia fiscal que los agentes económicos valoran y que hoy podría explicar un bajo “pass”. Habrá que esperar unos meses más para ver si esto es tan así.

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