La resistencia antimicrobiana (RAM) es una pandemia silenciosa que representa una amenaza importante para la salud pública. Enfermedades antes curables se convierten en potencialmente mortales, debido a que los microorganismos como b, virus y hongos dejan de responder a los medicamentos antimicrobianos, haciendo más difícil el tratamiento de infecciones y más fácil la propagación de enfermedades.
Atención: enfermedades resistentes a los medicamentos podrían causar 10 millones de muertes por año
Según informes de Naciones Unidas, los especialistas consideran que -para 2050- esta pandemia silenciosa será causante de más muertes que las ocasionadas por el cáncer.
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"Para 2050, esta pandemia silenciosa será causante de más muertes que las ocasionadas por el cáncer”.
Con base en un informe de las Naciones Unidas (ONU), se estima que las enfermedades resistentes a los antimicrobianos podrían causar 10 millones de muertes por año para el 2050.
La RAM ocurre cuando microorganismos como bacterias, virus, hongos y parásitos desarrollan resistencia a los medicamentos antimicrobianos utilizados para tratar las infecciones. Marcela Brocchetto, instrumentadora quirúrgica y especialista clínica en Essity, empresa especializada en el mercado global de productos de higiene y salud, explica que “la rápida aparición y propagación de estos microorganismos patógenos resistentes compromete la capacidad de los equipos especializados para tratar infecciones comunes”.
Brocchetto afirma que el 30% de los antibióticos prescriptos en el contexto ambulatorio a nivel mundial son administrados innecesariamente. Por otra parte, indica que, “a medida que la farmacorresistencia se propaga por todo el mundo, los antibióticos se tornan cada vez más ineficaces, lo que conduce a más infecciones difíciles de tratar, al incremento de los costos de salud y al aumento de la mortalidad”.
Resistencia Antimicrobiana: cuál es la situación en la Argentina
En Argentina, se está avanzando en la reglamentación de la Ley 27.680 a través del Ministerio de Salud, estableciendo directrices y normativas necesarias para llevar a cabo sus objetivos. Esto incluye la promoción de prácticas responsables en el uso de antimicrobianos tanto en humanos como en animales, así como el fomento de la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y soluciones innovadoras en el ámbito de la salud y la higiene.
Además, “permitirá mejorar la sensibilización y los conocimientos en esta materia mediante campañas que generen conciencia pública”, añade Brocchetto.
Más allá de este avance en el país, y aunque no hay datos oficiales sobre el número de personas que padecen RAM, las cifras brindadas por la ONU generan preocupación en el sector. Para Juan Manuel Narreondo, gerente para los países del Cono Sur de Essity Health & Medical, “esto representa un problema muy grave”. “Las cifras brindadas por Naciones Unidas respecto a la resistencia antimicrobiana dan cuenta que, para 2050, esta pandemia silenciosa será causante de más muertes que las ocasionadas por el cáncer”, agrega.
¿Qué ocurrirá con la Resistencia Antimicrobiana?
Según el “Reporte de Higiene y Salud de Essity 2023”, es probable que -en el futuro- se produzcan más pandemias impulsadas por diversos factores como el cambio climático, la ganadería y la urbanización. Sin embargo, invertir en el tratamiento de infecciones, que brinden soluciones que reduzcan la cantidad de uso de antibióticos, puede ayudar a lograr mejores resultados de salud, reducir infecciones, pandemias y altos costos para gestionarlos.
Es necesario garantizar el acceso al agua potable, saneamiento y productos de higiene que, en total, requerirían una inversión promedio de entre u$s10.3 y u$s11.5 millones al año, que es mucho menos que el costo de preparación para una pandemia, que asciende alrededor de u$s30.1 mil millones. Una cantidad insignificante en comparación con el costo estimado de u$s12.5 billones gastados a nivel global durante Covid-19.
Para invertir en la prevención de la resistencia antimicrobiana se necesita la participación de múltiples partes interesadas. Gobiernos, proveedores de atención médica, personas del ámbito académico, sociedad civil y empresas deben colaborar en conjunto a nivel local, nacional y global para mejorar el tratamiento de infecciones y así brindar soluciones que reduzcan el uso de antibióticos para la prevención de infecciones y establecer medidas que, apoyadas en la educación y la formación, enfaticen la rentabilidad del tema como punto clave.
Al respecto, Juan Manuel concluye que, “más allá de la promulgación de la Ley, es necesario trabajar articuladamente con médicos, enfermeros y profesionales de la salud y participar en el desarrollo de mejores prácticas en el tratamiento de heridas".
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