La introducción de aviones con motor de hidrógeno a partir de 2035 ayudará a limitar las emisiones de CO2, pero no reducirá por sí sola la huella de carbono del sector de la aviación, según un estudio de la oenegé International Council on Clean Transportation (ICCT) publicado el miércoles.
Los aviones a hidrógeno, necesarios pero no suficientes para descarbonizar la aviación
Así lo determinó un estudio de International Council on Clean Transportation. El objetivo, por ahora, se mantiene en eliminar las emisiones de CO2.
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El motor de hidrógeno no emite contaminación ni gases de efecto invernadero, ya que produce vapor de agua. Sin embargo, el propio hidrógeno tiene que ser "limpio", es decir, producido por electrólisis del agua utilizando electricidad de fuentes renovables (hidrógeno verde).
Si bien los vuelos de larga distancia no pueden funcionar con hidrógeno, sobre todo por el volumen que se necesitaría para almacenarlo a bordo, "los aviones impulsados por hidrógeno son viables para los vuelos de corta y media distancia y podrían eliminar prácticamente las emisiones de CO2", afirma ICCT.
Estos aviones, que tendrían una menor autonomía que los de queroseno, podrían representar casi un tercio del tráfico mundial de pasajeros a partir de 2035, fecha en la que se espera que entren en servicio por parte del fabricante de aviones Airbus, que ha hecho de los aviones de hidrógeno un "importante objetivo estratégico".
El sector de la aviación transportó 4.500 millones de pasajeros en 2019, produciendo 900 millones de toneladas de CO2, es decir, casi el 3% de las emisiones mundiales. Una cifra que podría duplicarse hasta 2050.
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