19 de septiembre 2008 - 00:00

Bachelet copia la moda (y errores) de Cristina

Ahora, la presidente de Chile intenta ser más femenina, usando los mismos colores llamativosy prendas entalladas de Cristina.
Ahora, la presidente de Chile intenta ser más femenina, usando los mismos colores llamativos y prendas entalladas de Cristina.
Si las mandatarias de Chile y de la Argentina mezclaran sus vestidores tal vez lograría una un estilo más femenino y, la otra, un ajuar menos llamativo y ostentoso. Como en su defensa a Evo Morales, también las presidentes coincidieron en algunos detalles de ajuar esta semana y, especialmente en no encontrar un estilo propio todavía.

El mismo collarcito de perlas, los mismos stilettos, un tailleur para la ocasión. Un clásico en el que coincidieron en Chile, Michelle Bachelet y Cristina de Kirchner, pero hay que decirlo: con todos sus desajustes de vestidor la argentina se muestra con un estilo que no logra lucirse en la figura de la chilena, a pesar de las coincidencias. Detalles más femeninos distinguen a Cristina de su colega y son más, claro, que su cabello largo en contraste con el corte unisex de la chilena. Será por eso que desde hace un tiempo Bachelet está mostrando algún tipo de admiración por la vestimenta criolla que parece querer imitar.

Cristina, siempre afecta a crear su propio look, no equilibra nunca su ciclotimia de guardarropas y esa diversidad hasta pareciera ser un estímulo tentador para muchas mujeres, que invitan al cambio. Nunca, desde que asumió la presidencia, logró mantener una línea, todo lo contrario, se entrega a los dictámenes de la moda que casi siempre se dan de bruces con el protocolo. No le faltan los últimos pañuelos y carteras de Hermés, ni los zapatos último modelo de Ricky Sarkany o Claude Bernard.

Entre cumbres y reuniones para lograr acuerdos económicos y velar por los derechos humanos en el continente, la mandataria chilena pareciera haber sacado provecho de cada uno de estos encuentros con Cristina para robarle algunos trucos y tips de su look. De a poco fue cambiando su estilo sobrio, conservador y natural, del que aún no logra desprenderse, como en la última reunión que se vieron, con un traje demasiado abotonado y la falda por debajo de la rodilla. Las piernas, tampoco favorecen a la chilena, otra coincidencia con Cristina.

Bachelet cambió los pantalones y las polleras con vuelo que la caracterizaron desde que inició su carrera política, por faldas tubo que remarcan más las curvas -y algunos kilos de más-. Abandonó los sacos holgados de corte clásico, por chaquetas y tailleurs entallados que le dan forma a la cintura, resaltan su prominente busto, que no debería insistir en ocultar. Si se fija, Cristina con un top ajustado y una chaqueta más escotada, logra, claro, un signo distintivo que atrae más las miradas masculinas.

Es que Bachelet no quiere ser mortificada como Hillary Clinton, a quien acusaban de masculinizarse y así se anima los colores shocking que tanto le gustan a Cristina, magenta, azul eléctrico, verde manzana o rojo Valentino. Ya deshechó los pasteles, marrones, negros y beiges, tan neutros como tristes.

Sin pudores, Bachelet se adueñó, además, de un sello característico de Cristina: los stillettos, mucho más elegantes -aún en piernas poco agraciadasque los clásicos de taco chupete que usaba antes. Punta y taco aguja, ahora para las dos, a pesar de la incomodidad que provocan en el andar y siempre, como Cristina, en sintonía con el tono de la vestimenta.

  • Cabello

    Todavía no se anima la chilena a innovar con el cabello (apenas unos reflejos), que lo luce igual desde su época de ministra de Salud, corte desmechado, con la nuca descubierta, en rubio ceniza al estilo «princesa Diana de Gales» pero con un corte de cara muy distinto y, por supuesto, sin aquellos ojos, y que los coiffeurs recomiendan para mayores de cincuenta años.

    Cristina, se sabe, prefiere las extensiones y la melena al viento. Ni qué hablar de los cosméticos: ese make up recargado, con el acento en los ojos extremadamente oscuros para la argentina nada tiene que ver con las bases de Bachelet, rubores y sombras naturales, casi en exclusividad para corregir la líneas del tiempo y el cansancio que delata la mirada. Más bijou que joyas muestra la chilena, que además no exhibe carteras. Prefiere las alhajas de plata -un material que Cristina jamás usa, sólo oro y platino-, con algún detalle en pedrería, semipreciosa y de menos valor que las vitrinas de Bvlgari. En definitiva, un estilo más despojado el de la chilena.
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