29 de enero 2014 - 22:20

Dos protestas complicaron el tránsito porteño

Barrios de Pie marchó por la 9 de Julio.
Barrios de Pie marchó por la 9 de Julio.
Militantes de la agrupación Barrios de Pie protestaron frente a la sede del Ministerio de Desarrollo Social, sobre la Avenida 9 de Julio, en medio de un amplio operativo de seguridad de la Policía Federal y la Gendarmería. Mientras tanto, manteros desalojados en Once cortaron dos carriles de la avenida Corrientes a la altura de la calle Larrea para exigir la devolución de los relojes, joyería, cinturones y otras mercaderías.

Los manifestantes de Barrios de Pie reclamaron un aumento en el salario de los cooperativistas del programa "Argentina Trabaja" y una actualización de la Asignación Universal por Hijo en el marco del inicio de un "plan de lucha" que se desarrollará en paralelo a las paritarias sindicales.

De esta forma, la agrupación apunta a que "se contemple también a los trabajadores de las cooperativas de los distintos programas que impulsa el Estado, para que la actualización salarial se condiga con el 40 por ciento de aumento en los alimentos de la Canasta Básica", indicó el coordinador nacional de Barrios de Pie, Daniel Menéndez.

La movilización comenzó desde Plaza Constitución hacia el Ministerio de Desarrollo Social, ubicado en 9 de Julio y Moreno, aunque en su recorrido fueron acompañados por cientos de efectivos de la Policía Federal y la Gendarmería, que desplegaron un enorme operativo de seguridad en la zona con carros hidrantes, perros y caballería.

Ante este escenario, los líderes de Barrios de Pie alertaron sobre una posible "represión", ante lo que consideraron un "inusual despliegue" de la fuerza, pero finalmente la movilización culminó en el Obelisco pasadas y sin incidentes.

Por otro lado, manteros cortaron dos carriles de la avenida Corrientes a la altura de la calle Larrea para exigir la devolución de los relojes, joyería, cinturones y otras mercaderías que, según denunciaron, les fueron sustraídas por la policía.

Macodou Seye, uno de los jóvenes senegaleses en cuyo hogar irrumpió la metropolitana, contó a Télam que "estaba bañándome para empezar a trabajar y mi compañero dormía. De repente se escucharon muchos golpes y gritos en el pasillo y cuando abrí la puerta tapado con una toalla lo primero que vi fue un arma".

"Los policías estaban uniformados pero no nos dijeron qué querían ni quién los mandaba. A mi amigo lo despertaron golpeándolo con un arma y a los gritos nos hicieron poner arriba de una cama toda la mercadería, nuestro dinero, los celulares", recordó.

El joven inmigrante denunció que "se llevaron toda la mercadería, nuestros teléfonos y nuestras computadoras personales, pero no nos dijeron a dónde ni por qué. Yo perdí más de 6.000 pesos sólo en cosas que vendo, y mi amigo 15.000".

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