Investigación reveló por qué los peluqueros tienden a cortar más el pelo de lo que el cliente pide

''Lo que parece un tema de análisis frívolo (los peluqueros que cortan demasiado pelo) es en realidad bastante serio'', dijeron los investigadores.

¿Qué relación tiene la psicología con un corte de pelo?

¿Qué relación tiene la psicología con un corte de pelo?

Pixabay

Según un nuevo estudio, las mujeres altamente competitivas son más propensas a recomendar cortes de pelo más cortos a otras mujeres, posiblemente para disminuir el atractivo físico de sus rivales románticas. Este fenómeno se da incluso entre mujeres que no se conocen entre sí, lo que sugiere una tendencia innata entre algunas mujeres a sabotear a sus posibles rivales incluso sin una amenaza directa.

Los nuevos hallazgos, que surgieron a partir de una investigación liderada por Danielle Sulikowski, brindan información única sobre un aspecto poco estudiado de la competencia intrasexual (es decir, entre miembros del mismo sexo). La misma ha sido un tema de interés en psicología, particularmente para comprender cómo los individuos compiten por el estatus social, el acceso a los recursos y las parejas deseables.

Investigaciones anteriores exploraron diversos aspectos de la competencia intrasexual entre mujeres, incluidas formas directas de competencia como la agresión verbal, la exclusión social y las conductas que dañan la reputación. En su nuevo estudio, los investigadores se propusieron descubrir si esto podría manifestarse en el contexto de los consejos sobre apariencia que se dan a clientes hipotéticos de un salón de belleza.

El estudio, ''Off with her hair: Intrasexually competitive women advise other women to cut off more hair'', fue escrito por Sulikowski, Melinda Williams, Gautami Nair, Brittany Shepherd, Anne Wilson, Audrey Tran y Danielle Wagstaff.

La palabra de la autora del estudio

Lo que parece un tema de estudio frívolo (los peluqueros que cortan demasiado pelo) es en realidad bastante serio”, dijo Sulikowski , profesora titular de la Universidad Charles Sturt y presidenta de la Sociedad Australasiana para el Comportamiento Humano y la Evolución.

“El escenario de la peluquería es sólo un vehículo para plantear preguntas sobre cómo las mujeres se sabotean entre sí de maneras sutiles y apenas detectables. La agresión femenina tiende a no manifestarse como violencia física, o incluso como amenazas de violencia física. Tampoco suele adoptar otras formas que reconocemos fácilmente como agresión (gritos verbales, insultos, demostraciones abiertas de ira)”.

“Es bien sabido que la agresión femenina se manifiesta en forma de daño a la reputación. En la adolescencia, esto implica rumores injuriosos que pueden ser socialmente devastadores para las víctimas. En la edad adulta, puede implicar acusaciones maliciosas en el lugar de trabajo y mentiras contadas en grupos de amigos que, si se toman en serio, pueden destruir reputaciones, medios de vida, matrimonios y relaciones. Todo esto ya lo sabemos muy bien”, agregó.

“Lo que realmente no sabemos en absoluto son las otras cosas (además de difundir mentiras y rumores) que las mujeres hacen para agredirse entre sí (y también a los hombres, aunque ese no era el objetivo de la investigación actual). Lo que me interesa hacer como investigadora es ampliar nuestra comprensión de las (¡muchas!) formas en que se manifiesta la agresión femenina”, explicó Sulikowski.

También, detalló: “Este proyecto pretendía establecer el sabotaje de la apariencia como un vehículo de agresión entre mujeres. No somos los primeros investigadores en sugerir que las mujeres utilizan los consejos sobre la apariencia como una forma de sabotaje, pero esta es una de las primeras (si no la primera) demostraciones cuantitativas de que esto realmente sucede en el laboratorio”.

Cómo se realizó el estudio

Los investigadores llevaron a cabo dos estudios separados, en los que participaron 450 mujeres (de entre 17 y 67 años) que fueron reclutadas de un grupo de participantes de pregrado y del público en general. A las participantes se les presentó una imagen hipotética de clientes de un salón de belleza, cada uno con una imagen de retrato que variaba en atractivo, una imagen de cerca de su cabello (descrito como en buen o mal estado) y la preferencia del cliente por cortarse el pelo “lo menos posible” o “lo más necesario”. Se pidió a las participantes que recomendaran la cantidad de pelo que se cortaría para cada cliente.

Los investigadores descubrieron que las mujeres que declararon tener niveles más altos de competitividad intrasexual eran más propensas a recomendar a sus clientes que se cortaran más el pelo cuando este estaba en buenas condiciones y las clientas expresaron su preferencia por un corte mínimo. La razón detrás de esta recomendación podría ser manipular sutilmente la apariencia de sus rivales. Al recomendar cortes de pelo más extensos, estas mujeres podrían potencialmente disminuir el atractivo físico de otras mujeres.

Otro hallazgo interesante es que las mujeres aconsejaron a los clientes que tenían un atractivo similar al suyo que se cortaran la mayor cantidad de pelo posible. En este escenario, los participantes se dirigieron de manera efectiva a las mujeres que percibían como de un nivel de atractivo similar al suyo. Esto sugiere una forma de comportamiento competitivo conocida como competencia horizontal, que ocurre cuando los individuos compiten con otros de atributos o cualidades similares.

“La forma en que planteamos el escenario en este estudio fue tal que la 'peluquera' y la 'cliente' no se conocían y no había ninguna competencia implícita entre ellos (no hay ninguna sugerencia de que alguna vez competirían entre sí por hombres, trabajos o cualquier otra cosa). Las implicaciones de esto son sustanciales. Sugiere que al menos algunas mujeres se involucran en el sabotaje de otras mujeres casi como una respuesta predeterminada, en ausencia total de cualquier razón identificable para hacerlo”, aseguró

“Es comprensible y esperable que las mujeres realicen algún tipo de sabotaje si otra mujer es una amenaza directa (si está coqueteando con su pareja, por ejemplo). Pero la sugerencia de que al menos algunas mujeres podrían realizar sabotaje a otras mujeres como una actitud predeterminada cada vez que se presenta la oportunidad es una nueva implicación del estudio actual”, finalizó.

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