25 de octubre 2006 - 00:00

Se renueva polémica por la acústica del teatro Colón

Teresa Anchorena
Teresa Anchorena
Ante la inminencia de la puesta en marcha de las reformas estructurales de fondo, con la consiguiente interrupción de su actividad hasta mayo de 2008, empieza a sonar otra «música» en el Teatro Colón. Anteanoche, representantes gremiales presentaron un escrito en la Legislatura, en el que expresan «gran preocupación por las obras de reforma», por la eventualidad de que éstas puedan afectar la legendaria acústica de la sala, y por la «falta de planificación sobre el destino de casi 1.300 empleados».

También hicieron un pedido de audiencia a Jorge Telerman y a su ministra de Cultura, Silvia Fajre, y una asamblea en la que se decidiría la presentación de un recurso de amparo para impedir el cierre del teatro hasta 2008. Además de los representantes sindicales (entre ellos, el secretario general de ATE, Rodolfo Arrechea, y la delegada de Sutecba) y miembros del staff artístico, como el director de la Orquesta Estable, Stefan Lano, participaron de la reunión sólo dos legisladores porteños: Héctor Bidonde y Teresa Anchorena, quien también integra la subcomisión de seguimiento de las obras del Colón, designada por la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos.

  • Preocupaciones

  • «Hay algunos temas que no están solucionados en el Master Plan. Preocupan fundamentalmente dos», dijo ayer a este diario Anchorena. «Creo que en cuanto a la sala histórica no se agotaron todas las instancias para intentar restaurar y no cambiar, como está previsto, todos los textiles: telón, telas de los palcos, etc. En la Argentina no hay experiencia en este tipo de restauración, pero yo conocí en Francia a grandes restauradores que estarían dispuestos a venir a organizar un taller para entrenar gente y encarar la obra con experiencia. Cambiar todo puede afectar toda la parte del sonido. No está probado que estos cambios no afecten la acústica, que es el gran tema. Todos sabemos que la acústica del Colón es irrepetible.»

    Sin embargo, la legisladora reconoció que la protesta de anteanoche fue porque «los empleados están inquietos por no saber qué es lo que les va a pasar durante el año que va a estar cerrado el teatro, porque una parte de los talleres va a estar afectada por las reformas. Específicamente el taller de escultura, por ejemplo, pero no creo que el Ministerio de Cultura tenga la intención de modificar el sistema de talleres ni nada de eso».

    El Master Plan para la puesta en valor y actualización tecnológica del Colón comenzó en 2001, pero al mismo ritmo que avanza la compleja restauración integral de sus más de 37.000 metros cuadrados de superficie, se suceden los mensajes y las voces de alarma. El traslado de algunos sectores es inminente, comienza el 1 de noviembre. Ayer informaron que los departamentos administrativos y la biblioteca serán reubicados, pero continuarán trabajando dentro del edificio del Colón. También que algunos talleres quedarán, mientras otros marchan hacia un espacio recién reacondicionado en Colegiales.

    El Instituto Superior de Arte continuará su labor en el teatro, salvo los primeros cuatro años de la carrera, o sea, los alumnos más pequeños serán derivados hacia un estudio de danza en el barrio del Abasto.

    Pero el reclamo de los empleados se suma al de la Legislatura porteña, que hace dos meses consiguió cambios en los pliegos de licitación para asegurar la conservación de la acústica, que deberá ser «igual y no «similar» a la que hizo famoso al teatro, y la preservación de los cortinados y tapizados, que no se cambiarán íntegramente y se restaurará lo que se pueda salvar. Pero, ahora, la obra avanza sobre la restauración de la fachadas y cubiertas, la sala, el foyer, y una reforma escenotécnica de gran envergadura que afectará el bajo escenario, oficinas, camarines y talleres, y además, la parte posterior del escenario, que se corresponde con el muro histórico y los cimientos fundacionales del teatro.

    Anchorena fue más técnica en uno de los puntos que, para ella, es peligroso: el nuevo montacargas que prevé instalar el Master Plan detrás del escenario. «Va a crear una serie de vacíos que pueden afectar la acústica. Se sabe que la combinación de sólidos y aire hace a la acústica. Lo instalan porque dicen que es para subir grandes escenografías. En el Colón se han hecho producciones importantes sin necesidad de un montacargas así. Pensemos que construirlo es caro: estamos hablando de 20 millones de pesos, y para construirlo hay que tocar los cimientos. En el tercer subsuelo hay que tirar un muro de cemento, y no se sabe cómo puede afectar eso la seguridad.»

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