A más de veinte años de sucedido, el "Caso Coppola" sigue dando qué hablar. Más aún después de que la Corte Suprema revocara por unanimidad la sentencia que había consagrado el "derecho al olvido" para Natalia Denegri, una de las protagonistas del escándalo que envolvía entonces a Guillermo Coppola.
Caso Cóppola: cronología del escándalo que invocó el "derecho al olvido"
El litigio entre Natalia Denegri y Google en torno a la privacidad, se enmarca en el caso que involucró al mánager de Diego Maradona cuyas escenas colmaron las pantallas de la tv de los '90.
Cómo fue el caso Coppola
"Tenencia ilegítima de estupefacientes con fines de comercialización, agravada por la cantidad de intervinientes" fue la carátula de la investigación judicial del denominado "Caso Cóppola", que mantuvo preso al entonces representante del astro Diego Maradona por más de 3 meses, hasta que todo fue anulado.
El 9 de octubre de 1996 se habían encontrado 406 gramos de cocaína de bajísima pureza en un jarrón del departamento del mánager en la Capital Federal, por lo que el juez federal de Dolores, Hernán Bernasconi, lo mandó a arrestar. Esto desató una fuerte conmoción y los medios se hicieron eco inmediato.
Concretamente, Cóppola fue acusado de formar parte de una banda dedicada al narcotráfico, aunque luego se demostraría que todo fue montado por Bernasconi, con el presunto móvil de ganar notoriedad.
Lo cierto es que el departamento de Avenida del Libertador 3540, en el barrio porteño de Palermo, fue el escenario del operativo policial que se llevó a cabo en la tarde del 9 de octubre de 1996.
El representante ya contaba con un pedido de captura nacional e internacional librado por el magistrado: recluido en la casa de su madre, observó el allanamiento de su hogar por televisión y al día siguiente se entregó, pese a que le habían recomendado que no lo hiciera.
En aquel procedimiento, los efectivos policiales descubrieron un paquete con 406 gramos de cocaína dentro de un jarrón terracota que Coppola había recibido como regalo a fines de la década de 1980 de parte de su novia alemana de entonces, llamada Monique.
Según se difundió, el oficial inspector de la Policía Bonaerense Sergio Camaratta denunció ante su superior, Gustavo Prellezo, que un informante anónimo le había advertido sobre una banda narco vinculada a personajes de la farándula que traficaba cocaína en la temporada de verano en la Costa Atlántica.
Bernasconi, titular del Juzgado Federal de Dolores, abrió un expediente y puso al principal Daniel Diamante como agente encubierto para desenmarañar esa supuesta red criminal. Se sumarían al listado de uniformados involucrados en el caso Antonio Gerace y Carlos Gómez, así como también tuvo un rol preponderante el secretario judicial Roberto Schlägel.
En su primer contacto con Bernasconi, Coppola subrayó su inocencia: "La droga no es mía, me la plantaron". El caso salpicó a personajes de variados ámbitos: el conductor Marcelo Tinelli, el campeón del mundo Alberto Tarantini, el cantante Luis Miguel y empresarios como Carlos Ferro Viera o Carlos Fazzari.
Los datos aportados por esos supuestos informantes fueron sustentados en el expediente por dos testigos de identidad reservada, y que luego harían todo lo contrario a cultivar el bajo perfil: Samantha Farjat, Julieta La Valle, y Natalia Denegri, unas jóvenes que solían frecuentar con Cóppola.
Denegri, en una demanda que llevó 6 años, cuestionó que Google vinculara su nombre con los videos de estos programas escandalosos, y con uno en particular en que intentaba cantar un tema que llevaba el sugestivo nombre "Quien me la puso". La Corte Suprema esta semana revocó el fallo que la favorecía.
Las jóvenes, puede aventurarse, fueron los primeros personajes mediáticos de la historia, fogoneados por el conductor televisivo Mauro Viale, que las convocada periódicamente a su programa y las azuzaba para que discutan y se tomen de los pelos al aire. Años después, Farjat contó que algunos canales les pagaban sumas en dólares o las enviaban a lujosos spa para que no concurrieran a programas de la competencia.
Finalmente se supo que Bernasconi las había presionado para incriminar a Cóppola y plantarle la droga a Tarantini. La Cámara Federal de Mar del Plata le sacó el expediente a Bernasconi y lo mandó a jurisdicción porteña.
Coppola fue trasladado a Caseros, pero el juez Carlos Liporaci ordenó su liberación y elevó la causa a juicio oral: el Tribunal Oral Federal Nº2 fue el encargado de anular en julio de 1999 la causa del jarrón. Pocos meses después, el TOF Nº5 se encargó de condenar a Bernasconi, quien pasó a la historia como el magistrado que montó una causa para ganar prestigio.
Más de un cuarto de siglo después, "Guillote" todavía conserva el jarrón en su departamento de Avenida del Libertador: "Es un objeto, un adorno de una historia pasada y superada. Está en el hall de entrada, repleto de flores", comentó.
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