Subir hasta el piso 11 de Humboldt y Santa Fe es entrar a un mundo aparte. Allí, Bestial Fly Bar despliega una propuesta que seduce por partida triple en Buenos Aires: coctelería de autor, gastronomía de fusión y una ambientación que combina lo salvaje con lo sofisticado.
El rooftop donde la ciudad se vive en otra perspectiva, con diseño y coctelería de autor
Entre cócteles que sorprenden, platos que cruzan fronteras y un entorno que parece salido de una película futurista, Bestial Fly Bar se consolida como el rooftop más impactante de Buenos Aires.
-
Bienestar en auge: cómo es el nuevo ritual urbano de los Wellness Club
-
Para mujeres mayores de 50 años: el ejercicio de solo 5 minutos que promete ayudarte a tener un abdomen plano

Dirección: Humboldt 2495, piso 11, Palermo.
La primera impresión es arrolladora: jardines verticales, pisos de ónix retroiluminados, esculturas monumentales y una barra central que concentra la atención con su despliegue de colores y copas-escultura únicas en la ciudad. Desde cualquier rincón, las vistas 360° de Palermo completan el efecto de inmersión.
La cocina de Bestial Fly Bar, ideada y dirigida por Gastón “Tonga” Rodríguez, sushiman, docente y asesor con más de 25 años en el rubro, despliega una carta amplia que fusiona técnicas nikkei, latinoamericanas y europeas con un sello distintivo.
Menú de Bestial Fly Bar: entradas y platos principales
Entre las entradas aparecen las vieiras en sofrito de manteca, ají amarillo y chalaca al rocoto; los langostinos rebozados en panko con salsa de maracuyá e hilos de boniato; croquetas de ají de gallina con dip de la casa; empanadas rellenas de lomo especiado con influencias peruanas y orientales y tequeños veganos elaborados con mozzarella de almendras. No faltan los tiraditos de trucha curada en cítricos servidos sobre pan de campo ni los ceviches clásicos y de autor, con combinaciones que incluyen salmón rosado, palta, boniato glaseado y maíz cancha.
En el apartado de principales conviven el ojo de bife cocido en su fondo acompañado con boniato rústico; el risotto cremoso con lomo salteado y salsa huancaína; mariscos rebozados con salsa tártara; pollo al curry con arroz blanco y vegetales salteados, y un fresco poke de salmón con huevo poché, arroz y salsa nikkei.
La sección de pastas suma opciones como raviolones de bondiola braseada en masa al Malbec o caramelle de calabaza, mozzarella y almendras, con salsas que van desde un fileto tradicional hasta emulsión de manteca con trufa. El menú se completa con sushi de salmón, langostinos, trucha, mango, queso crema y alternativas veganas, todo con insumos seleccionados personalmente por el propio Rodríguez.
Cócteles de autor
La barra acompaña con el mismo nivel de detalle y creatividad: los cócteles llegan en vasos de escultura con forma de cabeza ya convertidos en un sello del bar e inspiran a fotografiar antes de beber. La carta exhibe clásicos como Negroni, Mojito o Pisco Sour con una amplia gama de cócteles de autor que homenajean a referentes culturales. Entre ellos destacan el Jack, con ron dorado, néctar de piña, limón y caramelo; el Gardel, mezcla de chardonnay, reducción de Malbec, vodka de peras y frutos rojos; el Frida, con bourbon, licor de coco, café y tambo; o el Homero, a base de gin, licor de saúco, pomelo y syrup de chipotle.
También hay creaciones más lúdicas como el Chavo, con vodka de tamarindo, maracuyá y limón, o el Diana, con gin, cranberry, soda y limón. La propuesta continúa con gin tonics de la casa, cócteles con Red Bull, vermuts, whiskies, espumantes, vinos, cervezas artesanales y opciones sin alcohol, lo que asegura variedad y un alto nivel de calidad.
Pero la experiencia en Bestial Fly Bar no se limita a beber y comer bien. De jueves a domingo, el espacio se enciende con performances itinerantes, música en vivo, acrobacias y un clima que convierte la noche en un show multisensorial. Entre luces, aromas y sonidos, la sensación es la de estar suspendido sobre la ciudad, lejos de la rutina y cerca de la celebración.
Bestial Fly Bar logra lo que pocos: transformar una salida en un recuerdo. Más que un bar en altura, es un escenario vivo donde conviven arte, cocina y fiesta, todo con Palermo como telón de fondo.
- Temas
- Cócteles
- Buenos Aires
- Gastronomía
Dejá tu comentario