6 de agosto 2020 - 00:00

Intestino feliz para una mejor calidad de vida en tiempos de cuarentena

Si cuidamos este órgano a conciencia probablemente logremos mantener no solo a nuestro cuerpo en equilibrio, sino también a nuestra mente sana y positiva.

Tips para mantener un intestino feliz.

Tips para mantener un intestino feliz.

El intestino es un órgano del que prácticamente no se habla. Nunca tuvo la atención que acapara el cerebro o el corazón. Tal vez se deba a que da un poco de pudor hablar de lo que ocurre puertas adentro de nuestro sistema digestivo o quizás a que no forma parte de las estadísticas más alarmantes de morbimortalidad.

Pero, aún desde el anonimato, si hay un órgano relevante, sorprendente y absolutamente primordial para nuestra salud y calidad de vida, ese es el intestino. De hecho, si lo cuidamos a conciencia probablemente logremos mantener no solo a nuestro cuerpo en equilibrio, sino también a nuestra mente sana y positiva.

En el intestino se aloja la microbiota más grande y diversa de todo nuestro cuerpo. En los últimos años, este dato concreto derivó en un notorio crecimiento del estudio de la microbiota y trajo novedosas conclusiones respecto de su influencia en el sistema inmune, en la disminución de los procesos inflamatorios, en el rol que cumple en la prevención de la obesidad, la diabetes y la hipertensión, además de arrojar evidencia acerca de su sorprendente capacidad para modular el estado de ánimo. Hoy se sabe que un intestino sano es sinónimo de bienestar general y que una microbiota en equilibrio es clave si queremos estar bien de cuerpo, cabeza y alma.

Te preguntarás cómo un intestino sano repercute a nivel emocional… En otras palabras: ¿cuál es la conexión entre el aparato digestivo y el cerebro?. La nutricionista Lorena Moretti (MN 3350) lo explica: “No solamente en el cerebro tenemos neuronas, estas células también están presentes en el intestino y forman dos grandes grupos que contienen más de 100 millones de neuronas. A este sistema de células se lo denomina sistema nervioso entérico (SNE) y se comunica de forma bidireccional con nuestro cerebro, conformando así el denominado eje intestino-cerebro. De esta forma, todo lo que ocurre a nivel del sistema nervioso central repercute en el intestino y viceversa”.

A estas células nerviosas podemos encontrarlas en la microbiota intestinal, que es el conjunto de microorganismos presentes en el intestino. Se estima que la microbiota intestinal de un individuo de 70 kilos, por ejemplo, está compuesta de 100 billones de microorganismos y pesa alrededor de 200g. La composición de la microbiota es específica en cada persona, y puede variar a lo largo de la vida, dependiendo de diferentes factores como, por ejemplo, la edad, los hábitos alimentarios, el entorno, el estado de salud, el estrés, los fármacos, entre otros.

La microbiota en estudio

El estudio de la microbiota se amplía cada vez más debido al vínculo que se descubre con ciertas enfermedades neurológicas, alteraciones psíquicas y trastornos del ánimo tales como la depresión y ansiedad, entre otras. A medida que avanzan las investigaciones se percibe un rol decisivo de la microbiota en el desarrollo o no de muchas patologías.

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Un intestino sano es sinónimo de bienestar general y que una microbiota en equilibrio es clave si queremos estar bien de cuerpo, cabeza y alma.

Un intestino sano es sinónimo de bienestar general y que una microbiota en equilibrio es clave si queremos estar bien de cuerpo, cabeza y alma.

“Investigadores han observado que la mayoría de las bacterias intestinales humanas producen neurotransmisores, que son sustancias químicas como la dopamina y la serotonina, que permiten a las neuronas (las células nerviosas del cerebro) comunicarse entre ellas. Ya se sabe que estos neurotransmisores influyen en nuestro estado de ánimo y en nuestro comportamiento”, explica la nutricionista Daiana Pérez (MN 4784). Y agrega: “La función intestinal está completamente influenciada por nuestra microbiota, que, además, protege la adecuada función del intestino conformando una poderosa barrera”.

Moretti detalla cómo se establece el vínculo entre la microbiota y el desarrollo de ciertas enfermedades neurológicas o alteraciones del ánimo: “Ocurre que trastornos como la ansiedad, la depresión y, sobre todo, el estrés aumentan la permeabilidad de la barrera intestinal permitiendo a las bacterias atravesar la mucosa y acceder directamente a las células neuronales, ganglios linfáticos, hígado, bazo y células inmunitarias del tracto gastrointestinal. Esto causa causa inflamación. Por eso es tan importante que mantengamos el balance adecuado de todas estas bacterias que nos protegen en diferentes sentidos.

Pérez aclara que si bien la influencia de la microbiota sobre el estado de ánimo es evidente, aún se encuentran en estudio los mecanismos precisos que implican estos cambios: “La relación de la microbiota intestinal con la ansiedad y la depresión podría deberse a que bacterias intestinales son capaces de generar neurotransmisores que intervienen en la regulación de dichas enfermedades. Una vez producidos estos transmisores, pueden llegar al cerebro de manera tal que influyen en la función del sistema nervioso y la conducta del individuo.

“El desequilibrio de la composición habitual de la microbiota en el intestino se relaciona con enfermedades como la obesidad, alergias, enfermedades autoinmunes, síndrome de intestino irritable, enfermedades inflamatorias intestinales, algunas enfermedades neurológicas, e incluso el estrés, sumado a ciertas alteraciones psicológicas como la ansiedad y la depresión”, agrega Moretti.

Ideas para mantener a nuestro intestino en buen estado

Para mantener en buen estado de salud el intestino debemos consumir alimentos de origen vegetal, granos integrales, alimentos fermentados (como yogures) y priorizar aquellos alimentos que contienen probióticos y prebióticos (alimento para las bacterias), ya que se complementan y potencian.

Hay diferentes tipos de cepas probióticas. Las más conocidas y estudiadas son las bifidobacterias y los lactobacilos. Los probióticos logran colonizar el intestino y de esta manera enriquecen la microbiota intestinal. Una microbiota diversa y saludable tiene efectos positivos en relación con la ansiedad y la depresión, ya que alivian algunos síntomas relacionados con estas condiciones.

El consumo de fibra dietética es fundamental para mantener en equilibrio nuestra microbiota y la salud intestinal en general, ya que forma parte del alimento necesario de las bacterias beneficiosas, explican las nutricionistas.

Cuestiones tan básicas como comer bien, dormir lo suficiente, disminuir el estrés y hacer ejercicio también contribuyen a mantener en buen estado la microbiota intestinal, mas allá de mejorar la salud en general. En tiempos difíciles como los que estamos transitando, estos hábitos deben considerarse primordiales, además de respetar las medidas de prevención específicas para Covid-19.

Diferentes alimentos pueden servir de vehículo para los probióticos puntualmente estudiados, y de compuestos prebióticos (alimento para los microorganismos beneficiosos). La mayor parte de los probióticos que se comercializan actualmente se encuentran en lácteos, principalmente yogures, aunque es importante aclarar que no todos aportan probióticos: hay que buscar en el rótulo la denominación “con probióticos” o en la lista de ingredientes el nombre de los mismos.

Microbiota y estado de ánimo

Sin dudas, el estado de salud general está profundamente influido por el estado de ánimo. De hecho, Pérez sostiene que “los pensamientos negativos pueden prolongar las infecciones y hacernos más propensos a padecer diversas enfermedades”. Y suma: “En este sentido, el consumo de probióticos puede modificar positivamente nuestra microbiota y contribuir a mejorar ciertos trastornos de la salud mental, basándonos en ciertos estudios donde se observa una reducción de la ansiedad y mejoría en el estado de ánimo, del mismo modo, que una reducción de los síntomas tan molestos del intestino irritable y de otras infecciones gastrointestinales y respiratorias”.

Con toda esta información, ¿qué estamos esperando para sumar hábitos que nos ayuden a mantener nuestra microbiota en equilibrio? ¡Arrancar hoy es posible!

  • Lorena Moretti MN 3350

Lic en Nutrición con especialización Mindfulness & Mindful Eating. Coordinadora del Centro Psicológico San Miguel. Periodista especializada en salud. Formación en Comunicación Institucional.

  • Daiana Pérez MN 4784

Lic en Nutrición con especialización en Marketing de Alimentos, Farmacéutico y Digital. Periodista especializada en Salud. Industria farmacéutica.

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