30 de septiembre 2025 - 13:00

Si elegimos mal a nuestra pareja, ¿es culpa del corazón o el cerebro? La respuesta de la ciencia

Un estudio reciente descubrió como reaccionamos verdaderamente ante el amor hacia otra persona y la razón de la mala elección.

La ciencia descubre cual de los dos responde ante la mala elección de una pareja.

La ciencia descubre cual de los dos responde ante la mala elección de una pareja.

La elección de pareja responde a procesos neuroquímicos complejos que a menudo priorizan la emoción sobre la razón. Un estudio del Doctorado en Neurociencia Aplicada y Comportamiento de la Universidad de San Buenaventura en Bogotá revela que el cerebro toma decisiones afectivas en solo 0,2 segundos. Este lapso breve activa una tormenta química que acelera el ritmo cardíaco, nubla el juicio y favorece elecciones impulsivas.

El análisis científico demuestra que el enamoramiento no depende del corazón, sino de mecanismos cerebrales que liberan sustancias como dopamina, oxitocina y adrenalina. Estas sustancias generan sensaciones intensas que pueden llevar a repetir patrones emocionales dañinos. Según datos del DANE, las búsquedas sobre "relaciones tóxicas" aumentan un 30% en septiembre, mientras que las tasas de divorcio en Colombia crecieron un 18% en los últimos cinco años.

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Por qué elegimos mal a nuestra pareja, según la ciencia

El proceso neurológico del enamoramiento activa tres regiones cerebrales clave: el área tegmental ventral (asociada al placer), el núcleo accumbens (responsable de la recompensa) y la amígdala (encargada de regular emociones). Estas zonas liberan dopamina, que genera motivación; oxitocina y vasopresina, que fomentan el apego; y adrenalina, que acelera el ritmo cardíaco. Sin embargo, la corteza prefrontal —encargada de evaluar riesgos— se ve opacada por esta actividad química, lo que dificulta la toma de decisiones racionales.

El estudio identifica sesgos emocionales que influyen en la elección de pareja:

  • Idealización: Exagerar las virtudes de la otra persona y minimizar sus defectos.
  • Apego a lo conocido: Preferir relaciones familiares, aunque sean dañinas, antes que lo desconocido.
  • Sesgo del tiempo invertido: Persistir en una relación por el esfuerzo previo, aunque resulte perjudicial.
  • Recuerdos emocionales: Repetir patrones de relaciones pasadas, incluso si fueron negativas.

Para evitar decisiones impulsivas, los investigadores recomiendan:

  • Dar tiempo y espacio: Reflexionar antes de comprometerse permite recuperar el control racional.
  • Proyectarse a futuro: Imaginar la relación en cinco años ayuda a evaluar su viabilidad real.
  • Verificar coherencia: Comparar las emociones con la realidad evita idealizaciones peligrosas.
  • Consultar a terceros: Amigos y familiares ofrecen perspectivas objetivas, libres del "cóctel químico" del enamoramiento.
  • Observar las señales corporales: La ansiedad o taquicardia constante indican decisiones basadas en emociones intensas, mientras que la calma sugiere elecciones más equilibradas.

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