Brasilia - En el peor momento del impacto local de la pandemia del nuevo coronavirus, con niveles récord de contagios y de muertes, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, parece haber decidido finalmente coordinar tareas con los gobernadores y el Congreso y trabajar en pos de una vacunación masiva.
Con un año de demora, un acorralado Bolsonaro le declara la guerra al covid-19
Los contagios y las muertes se disparan a niveles nunca vistos, el sistema sanitario colapsa en todo Brasil y crecen los cacerolazos en contra del presidente. Vuelve la idea de una investigación parlamentaria por eventual negligencia.
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Así lo señaló ayer tras una reunión que mantuvo con los líderes del Congreso, el titular del Supremo Tribunal Federal y un grupo de gobernadores oficialistas, a quienes prometió la creación de un comité de seguimiento del covid-19 y medidas más enérgicas.
De acuerdo con el diario Folha de S. Paulo, “el encuentro, un intento de concertación con otros poderes y gobernadores, era señalado por parlamentarios como una ‘última chance para Bolsonaro’. En caso de un fracaso, por culpa del presidente de la república, prometen elevar todavía más la presión para instalar una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) a fin de indagar en la actuación del Gobierno en el enfrentamiento a la pandemia”.
El aparente giro del mandatario de ultraderecha, que nadie se anima a dar por seguro debido a sus idas y vueltas continuas del último año, se produce en momentos en que Brasil atraviesa su peor momento sanitario debido a la brutal expansión de la cepa P.1, conocida como la “variante brasileña” o “amazónica” del virus SARS-CoV-2.
El martes, el país registró un número sin precedentes de muertos –3.158– y quedó al filo de las 300 mil víctimas fatales.
“Resolvimos poner en marcha una coordinación con los gobernadores y el Senado Federal. El comité se reunirá todas las semanas para redireccionar el combate al coronavirus”, prometió Bolsonaro.
“Nuestra intención es dedicarnos cada vez más a la vacunación en masa en Brasil. También hablamos de la posibilidad del tratamiento precoz, que es un derecho de cada médico”, agregó.
La referencia a los “tratamientos precoces” pareció, con todo, una vuelta de tuerca sobre sus ideas de que los pacientes deben ser tratados con hidroxicloroquina y otros medicamentos que no son autorizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para enfermos de covid-19 y que, más que eso, están contraindicados.
Ese tema, así como la paralización de la actividad a nivel estadual y municipal, marcó un punto de conflicto en la reunión, aunque la promesa de una vacunación veloz mejoró el clima.
El presidente realizó sus declaraciones usando un barbijo blanco, al igual que el titular del Senado, Rodrigo Pacheco, el flamante ministro de Salud, Marcelo Queiroga, y el juez Luiz Fux, titular del Supremo.
Bolsonaro había pronunciado un mensaje en cadena de radio y televisión el martes a la noche, tras conocerse el récord de fallecimientos, en el que prometió que toda la población será vacunada este año.
Ese mensaje, sin embargo, cayó mal en una población exasperada por su negacionismo de un año y por su resistencia a las medidas de distanciamiento social impuestas por los gobernadores, así como su rechazo al uso de barbijos y hasta su relativización de la utilidad de las vacunas. Así, apenas terminó de hablar se escucharon cacerolazos de protesta en al menos 16 capitales estaduales, informaron los canales GloboNews y CNN Brasil.
En San Pablo, la ciudad más importante, se registraron expresiones de repudio en los barrios Vila Marina y el Centro, donde también se vocearon consignas como “fuera Bolsonaro”, “vacuna ya” y “genocida”.
Uno de los cacerolazos más sonoros de Rio de Janeiro ocurrió en el barrio de Copacabana, de clase media alta, en la zona sur de la ciudad, donde también hubo bocinazos.
En Brasilia las protestas ocurrieron en edificios de los barrios Asa Norte y Asa Sur, donde se vocearon lemas contra el mandatario, al igual que en Belo Horizonte, Porto Alegre, Salvador de Bahia y Curitiba.
El diario O Estado de S. Paulo dijo ayer que “Bolsonaro exagera datos, distorsiona informaciones y omite su desprecio por las vacunas”, mientras O Globo consignó que “en su pronunciamiento, Bolsonaro distorsiona datos y promete vacunas para todos en 2021”.
En tanto, Folha de S. Paulo tituló que “en su pronunciamiento, Bolsonaro miente sobre las acciones realizadas contra la pandemia y dice que 2021 será el año de la vacunación”.
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