24 de enero 2007 - 00:00

Bush pidió apoyo a su plan para Irak a un Congreso hostil

George W. Bush pidió ayer al Congreso, ahora dominado por el Partido Demócrata, que se una detrás de su plan para reforzar las tropas en Irak. La energía ocupó otro importante capítulo de su esperado discurso de anoche.
George W. Bush pidió ayer al Congreso, ahora dominado por el Partido Demócrata, que se una detrás de su plan para reforzar las tropas en Irak. La energía ocupó otro importante capítulo de su esperado discurso de anoche.
Washington (AFP, EFE, Reuters, ANSA) - El presidente estadounidense, George W. Bush, afirmó anoche ante ambas cámaras del Congreso en su discurso sobre el estado de la Unión que «Estados Unidos no puede perder en Irak, pues las consecuencias de un fracaso serían terribles y muy profundas».

Bush llegó al momento de su discurso con el aval de que en los últimos 45 días, las fuerzas de seguridad iraquíes y la Fuerza Multinacional detuvieron a más de 600 milicianos y 16 dirigentes del ejército del Mahdi, que obedece al líder chiita, Moqtada Al-Sadr, aunque un día después de una sangrienta jornada que dejó más de 100 muertos por bombas en Bagdad y sus alrededores.

Ante un Congreso controlado por primera vez en sus seis años de mandato por los demócratas, Bush pedía, al cierre de esta edición, unidad sobre Irak, tras justificar su impopular decisión anunciada hace dos semanas de enviar 21.500 nuevos soldados a la zona del conflicto.

Además, solicitó a los demócratas que se sumen a un «consejo consultivo» sobre la guerra. Estos, en cambio, proponen una resolución no vinculante contra el nuevo despliegue

El presidente explicó que eligió un aumento de las tropas «porque esta iniciativa conlleva las mejores posibilidades de éxito».

  • Exigencia

    Además, en alusión al cambio de composición del Parlamento y con intención de lograr adhesiones a su plan, señaló que «el Congreso cambió, pero no cambiaron nuestras responsabilidades». A pesar de la oposición a su plan de la opinión pública, de los demócratas y hasta parte de su propio Partido Republicano, el presidente de EE.UU. exigió que «ambos partidos, así como el Ejecutivo y el Legislativo deben actuar en estrecha colaboración».

    El mandatario dedicó también su exposición a asuntos como la energía, el medio ambiente, la inmigración, la reforma sanitaria y la defensa.

    En lo que respecta al medio ambiente y la energía, Bush afirmó que es crucial «diversificar las fuentes energéticas de Estados Unidos y la forma de avanzar en este sentido es a través de la tecnología».

  • Fuentes alternativas

    Para eso pidió al Congreso poderes para estimular la producción y el consumo de fuentes de energía alternativas y renovables. Además le solicitó que fije una meta de reducción del consumo de gasolina estadounidense de 20% en 10 años, principalmente a través de un incremento de cinco veces del uso de combustibles producidos domésticamente como el etanol para 2017.

    Acerca de la reforma migratoria, Bush insistió en la propuesta que formula desde el comienzo de su mandato: el establecimiento de un programa de trabajadores temporales que hagan los trabajos que no quieren hacer los estadounidenses.

    El presidente anunció también un esfuerzo para equilibrar el presupuesto a través de políticas que estimulen el crecimiento y equilibren el gasto.

    En el plano de la salud, propuso un plan para hacer más asequible la cobertura a través de seguros sanitarios que puedan ser tomados por los ciudadanos de manera individual, al margen de las empresas en las que trabajan.

    Bush preparó su intervención consciente de que es el presidente menos popular antes de un discurso sobre el estado de la Unión desde los tiempos de Richard Nixon en 1974. Un sondeo de CBS News situó su popularidad en 28%, mientras 64% de los entrevistados reprobó su desempeño.

    Otro estudio, del diario «The Washington Post» y la cadena de noticias ABC mostró que apenas 33 de cada 100 estadounidenses aprueban su gestión.
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