7 de marzo 2022 - 00:00

La guerra desafía la alianza de hierro entre Pekín y Moscú

El Gobierno de Xi Jinping mantiene la neutralidad y se ha negado a condenar la invasión.

Pekín - El presidente chino, Xi Jinping, y su par ruso, Vladímir Putin, brindaron por su amistad “sin límites” en un encuentro celebrado en febrero, pero un mes después, esa relación se ha visto puesta a prueba por la guerra en Ucrania.

Con la creciente indignación y sanciones internacionales contra Rusia, Pekín intenta evitar verse afectada por su asociación con Moscú mientras preserva los vínculos estrechos.

Antiguos rivales en la Guerra Fría, China y Rusia se han acercado desde que Xi Jinping llegó al poder hace casi una década, motivados por su deseo compartido de confrontar el poderío estadounidense. Pero China parece haber sido sorprendida por la ofensiva militar rusa, la dura resistencia ucraniana y el rechazo internacional contra la acción del Kremlin.

Pekín, que ha exigido respeto a su integridad territorial en disputas con sus propios vecinos, ha tenido que hacer equilibrios retóricos sobre Ucrania para no irritar a Rusia. China ha defendido las preocupaciones de seguridad de Rusia en torno a Ucrania y la expansión de la OTAN, y se ha negado a condenar a Moscú.

Pekín corre el riesgo de aparecer como un facilitador de Putin, lo cual podría indignar a sus socios comerciales occidentales y poner en peligro los vínculos que ha desarrollado durante años con Rusia y Ucrania.

La situación ha paralizado a China, según Richard Ghiasy, experto del Hague Centre for Strategic Studies. “Los intereses de seguridad casi siempre superan los intereses económicos” en los cálculos chinos, y eso no hará que adopte una postura más pro-Ucrania,dijo.

Rusia es “un gigante, un vecino con armas nucleares y rico en recursos” que China no quiere molestar, según Ghiasy.

La difícil posición de Pekín se ha visto agravada por la salida de 6.000 de sus ciudadanos de Ucrania, quienes están siendo evacuados por carretera y tren a países vecinos junto a otros desplazados. Numerosos gobiernos han llamado a sus pobladores a salir de Ucrania, pero China se ha negado a hacerlo.

En un ejemplo que refleja cómo Pekín interpretó mal la situación, su embajada en Ucrania inicialmente pidió a sus ciudadanos exhibir la bandera china en sus vehículos como medida de protección, pero luego tuvo que retractarse al ver la reacción hostil de algunos ucranianos.

“La posición política que adoptó el Gobierno chino ha dificultado las cosas para los ciudadanos chinos allí”, señaló Manoj Kewalramani, profesor de estudios chinos en la Takshashila Institution en India.

Sin mayor margen de maniobra, China ha adoptado el papel del mediador. Xi urgió la semana pasada a Putin resolver la crisis mediante un “mecanismo sustentable de seguridad europea a través de la negociación”, y el ministro chino de Relaciones Exteriores dijo a su par ucraniano que Pekín “lamenta” el conflicto y que espera que las dos partes encuentren una salida diplomática.

Pero en ese papel de mediador, China no usará su influencia para hacer que Putin cambie de actitud, señaló Steve Tsang, director del Instituto China de la London’s School of Oriental and African Studies.

El peor caso, dijo Tsang, sería que el endurecimiento de sanciones contra Rusia, o el fracaso de sus objetivos militares en Ucrania, provoquen un alzamiento que deponga a Putin y lleve a un gobierno pro-Occidente en Moscú. “Dudo que Xi quiera ver una mayor escalada en la guerra ucraniana”, indicó Tsang.

“Pero querría ver que Putin consigue lo que quiere sin causar tanto daño colateral a China y sus vínculos con el resto del mundo”, comentó.

Agencia AFP

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